El Sporting completa la plantilla de la próxima campaña con fichajes de nombre poco relevante y buenas inversiones, aunque el éxito dependerá del rendimiento de los refuerzos. La baja sensible es la de Diego Castro, que es la vacante para la que el cuadro técnico busca alternativa, pese a que en casa está Ayoze, que en la pasada campaña apenas se le enseñó.
En principio, el uruguayo Damián Suárez, todo un desconocido, llega para ser reserva de Lora, salvo que le gane el puesto. El tinerfeño Ricardo, tras una campaña desigual en el conjunto isleño, en Segunda, con dos descensos seguidos a cuestas, aparenta incorporarse para ser solución de recambio ante los Rivera, Eguren, Nacho Cases y el joven Sergio, con sitio para dos en los partidos o tres si hay modificación de sistema. También se está a la espera de que André Castro pueda volver, lo que parece complicado.
Óscar Trejo, tras dos campañas cedio en el Elche y en el Rayo, ambas en Segunda División, fue el último refuerzo. Se le ficha como delantero, pero se asemeja más a un estilo de juego similar al de De las Cuevas o Carmelo. No es un ariete rompedor, ni rematador, aunque tiene otras cualidades de técnica, rapidez y habilidad en el uno contra uno. Sin embargo, su historial goleador no destaca, que es el problema que tiene este Sporting.
Los cinco goles de Barral, uno de penalti, y los dos de Sangoy, sin que Bilic haya tenido la ocasión de estrenarse, es el principal problema. Todo estará bien hecho si el balón entra, aunque el problema parece generalizado en el fútbol español. A veces es más problema táctico que de plantilla. Hace falta efectividad, pero también saber crearla. Puede que con lo que haya sea suficiente, si vemos a Botía y De las Cuevas como verdaderos refuerzos. Que lo son.