El primer ensayo de la pretemporada del Sporting coincidió con el anuncio oficial de la retirada de la camiseta oficial de Kappa como primera uniformidad, debido a las protestas masivas de las finas rayas rojas y el excesivo blanco. La imagen rompe con la tradicional casaca que debe tener más grosor en el rojo que en el blanco o, al menos, el mismo.
En este aspecto hay opiniones para todos los gustos. Las contrarias se manifiestan más que las que no le dan excesiva importancia a los colores y a las rayas, aunque las ventas son sorprendentes y muy superiores a las de otras temporadas. Choca la incongruencia, lo mismo que la imagen de susto en el consejo para tomar esta decisión tan drástica.
En Ganzábal, al margen de rayas y colores, el Sporting de rojo y oro exhibió unas carencias preocupantes, tanto adelante como en la retaguardia, aunque para ello no hay demasiadas protestas. Sólo desencanto maquillado por las lluvias del pseudoverano gijonés.
Un ilusionante Langreo, que tiene buenos conceptos de las jugadas a balón parado, creó complicaciones a la zaga gijonesa. Estos problemas de estrategias no son nuevos en el Sporting. Es un rival que en Tercera suele estar por la zona alta, pero no deja de ser un equipo al que, en teoría, se le debía haber dado un repaso. Aunque sólo sea por las diferencias de categorías.
Ofensivamente, el lastre del Sporting es el mismo de la temporada pasada. Los errores de Barral fueron espectaculares, pero no se quedaron cortos Luis Morán y Bilic, sin que por las bandas se haya creado nada que marque diferencias. Aunque el partido no sirva para sacar conclusiones concretas, Preciado debería empezar a pensar en el problema que tiene en su delantera.