En las categorías inferiores, los entrenadores deben ser, además de una calidad técnica para transmitir, un carácter con una dosis de sicología.
Ginés Meléndez, especialista en éxitos deportivos en selecciones inferiores españolas, tuvo una reacción inesperada después del último título sub 19, en Rumanía, al arrebatar una bandera de Asturias al gijonés Juan Muñiz, con unos modales impropios de un educador. Las imágenes invadieron España, con la lógica indignación en Asturias, su fútbol y todo su entorno.
Se vio en numerosas ocasiones cómo jugadores de otras regiones mostraron orgullosos sus enseñas después de un éxito internacional. Nunca se vio a un seleccionador quitar una bandera de regional a un jugador en una celebración y menos con unos modales tan poco ortodoxos.
Es posible que a Ginés Meléndez le importe poco lo que se piensa en Asturias sobre su abrupta intervención, pero entenderá que molestó con ello. Si no acepta que haya banderas regionales en una celebración, lo más adecuado es que la Federación lo reglamente con carácter interno.
Tal vez Ginés Meléndez se haya tomado unas atribuciones que ni Del Bosque adquiere en una selección de mayor rango, o quizá las banderas de los Sergio Ramos o Villa tengan un tratamiento diferente. Bien haría MaximinoMartínez, como directivo de la RFEF, exigir una explicación y una disculpa, cuando menos, empezando por Juan Muñiz, quien se llevó un corte tan monumental como inmerecido.