El triunfo de Palma supone para el Sporting un gran respiro, además de salir de los puestos de descenso, que aún comparte con el Villarreal y el Getafe. El equipo gijonés tuvo un comienzo horrible, con sensación de letargo. La fortuna hizo que el Mallorca sólo marcara un gol, aunque también influyó la falta de puntería que tienen la mayoría de los equipos de la Liga de las Estrellas.
La entrada de Bilic resultó decisiva, por el gol que marcó y que empezó a dar otra imagen de equipo, después de que Barral pusiera una nota negativa en el partido. Luego llegó el segundo gol, en una carambola de De las Cuevas con Joao Víctor. En Palma dicen que el Sporting tuvo suerte, que es un factor que no se produce sin motivos. La fortuna hay que buscarla. En Sevilla, los gijoneses merecieron más, pero faltó ese detalle. En el Iberostar llegó la compensación.
No hubo rotaciones. Esta vez, Preciado apeló a la normalidad, que es lo más adecuado. Lo que funciona no debe tocarse y no puede hablarse de cansancio a estas alturas. El míster dio con la tecla y mantuvo la sinfonía más agradable. Es de esperar que ante el Athletic siga la normalidad. Es una buena ocasión para dar otro estirón en la clasificación. Más que nada, para no volver a acodarnos del decepcionante inicio liguero.