Ya dijo Preciado que es necesario un cambio drástico. En caso contrario, este equipo se irá al pozo. Lo único que hay que recordar es que es el capitán de la nave, por lo que es quien debe aportar las soluciones.
El Sporting está en un momento muy delicado y ya no valen disculpas de que queda toda una vuelta y que hay muchos equipos en un pañuelo. Aquí hay un problema de dinámica, de actitud, de organización y de disciplina. La plantilla es mejor que las del año pasado, pero el ambiente no se parece en muchos detalles. En este aspecto, bien que se echa de menos a Rafel Sastre y a Diego Castro, que llevaban el control del vestuario con sentido.
La nueva derrota en la enésima decepción siembra una gran preocupación y le coloca la vitola de final el partido de Anoeta. A ver qué cambia el entrenador, para ver otra disposición más favorable.