El fútbol tiene estas cosas. Cuando un equipo no funciona, el entrenador es el primero en estar en la cuerda floja. Preciado caló hondo en Gijón por su forma de ser y de actuar. Hay que reconocer que a su llegada devolvió la ilusión a una afición muerta con una actitud sorprendente. En Gijón puso en marcha un fútbol con fases de espectacularidad, después de la tristeza anterior de Ciriaco Cano, aunque en su primera temporada hubo que sufrir y esperar una genialidad del indómito Congo para asegurar la permanencia.
Nadie olvida que Preciado fue uno de los protagonistas del Sporting del ascenso, lo que no significa que él lo haya ascendido solo. El recuerdo de Castellón está ahí, aunque es mejor quedarse con el triunfo sobre el Eibar y la semana de justas celebraciones. También figuran en el recuerdo el agónico triunfo de Valladolid y la victoria sobre el Recreativo en la primera permanencia. También las dos últimas, pero con algo menos de intensidad en la memoria.
El nombre de Preciado está escrito en la historia del Sporting por méritos de su trabajo. Detrás de Novoa y por delante de su paisano Miera, es el entrenador que más partidos dirigió y el que más temporadas consecutivas estuvo en el banquillo rojiblanco. Pero esta temporada salió mal desde el principio. Lo que paga ahora es la mala planificación de una plantilla descompensada y los tropiezos, con una imagen decepcionante en los últimos partidos. Está claro que cuando se echa a un entrenador es porque las cosas van mal. En este caso, por muy bien que caiga su persona, el técnico no dio con la tecla y tuvo demasiadas equivocaciones. Ahí están los bandazos de alineaciones, la eliminación de la Copa y el mal juego más reciente. Las últimas quejas del domingo, tras la debacle de San Sebastián, fueron sonoras, aunque lo más preocupante fue que anímicamente no se vio preparado para sacar al equipo del atolladero.
Empieza una nueva etapa. Ahora la confianza total es para Iñaki Tejada, con quien hay que ganar a Osasuna, por necesidad. Es momento de olvidarse de sentimentalismos, porque la realidad es que se necesita el apoyo de todos, sin ninguna fisura.