Nos las prometíamos muy felices. Se contaba ganar al Mallorca y que perdiera el Villarreal, para así recuperar las aspiraciones de permanencia. Sin embargo, la actitud que mostró hoy el Sporting no es la más apropiada para pensar en la lucha por la permanencia. La fragilidad defensiva es alarmante y no hay más que ver los goles recibidos, en los que faltó contundencia. La defensa rojiblanca tiene fama de no dar una patada y eso cuesta puntos. Muchos puntos.
El partido ante el Mallorca acabó en decepción. El vestuario está muy afectado y las diferencias con los puestos de salvación cada vez se hacen más largas y difíciles de equilibrar. Con Clemente se había experimentado una mejoría desde su llegada, pero esta noche hubo un retroceso importante en el comportamiento de los jugadores. Se volvieron a las peores imágenes de las bofetadillas de otras épocas. Quizás en Bilbao, donde se espera un milagro, haya que recurrir a la experiencia de Iván Hernández y Rivera.
Clemente hizo pruebas con chavales para cambiar la mala dinámica de antes, pero ahora ya no queda tiempo para hacer ensayos, aunque algo tendrá que ingeniarse el técnico vizcaíno para cubrir la baja de Canella en San Mamés. El margen está casi acabado. Habrá que aferrarse a las matemáticas, aunque con la derrota ante el Mallorca, el Sporting rompió muchas cuentas.