Las cuentas se rompieron con la derrota ante el Zaragoza, que deja al Sporting como colista, empatado con el Racing y a una distancia que parece poco salvable en el escaso margen que queda.
El equipo de Clemente no dio la talla. Fue un querer y no saber o no poder, sin capacidad para crear complicaciones al rival y con demasiadas facilidades en la retaguardia. El ensayo de Eguren como central no dio resultado y los centrocampistas se perdieron en un trabajo inservible, sin generar juego.
El panorama es feo. Parece más aconsejable empezar a pensar en el plan B, con una metamorfosis importante en la plantilla.