A nadie se le escapa que la situación el Sporting es tremendamente complicada, con una trayectoria que no invita a pensar en el optimismo para ganar cinco partidos consecutivos. Pero darse por muerto cuando aún hay opciones de lograr la permanencia, por muy remotas que sean, no es lo más lógico, ni lo más saludable.

En estas situaciones suele verse a los rivales con un potencial magnificado, mientras que en el bando propio todo son dudas. Suelen ocurrir estas sensaciones cuando las cosas van mal. Pero la única solución, para no anticipar un final traumático, es ganar. De momento, viene el Rayo, al que se le superó en la primera vuelta, sin que tampoco sea un rival de Champions. Es un equipo con virtudes, pero también con defectos, al que se le puede ganar.

Esta vez parece que la grada va a respaldar, como siempre, pero con menos efectivos que en otras ocasiones. Hay quienes empezaron a mostrar su desencanto, sin esperar al final de la película, porque presagian cual será el desenlace. Ante el Rayo, los ‘artistas’ rojiblancos van a seguir intentando hacer posible el milagro. Hay que agotar todas las oportunidades, sabiendo que no hay margen para el error. Por posibilidades, ahora tienen más opciones de acertar los agoreros y los que están desencantados, pero alguna hay, aunque sean menos, las que poseen los que prefieren ver un rayo de esperanza. A torturarse con un descenso habrá tiempo, pero no parece razonable sufrir con antelación de forma premeditada, aunque cada uno es libre de elegir lo que debe hacer y lo que debe pensar.