La segunda final también se ganó. Faltan tres que van a ser letales. El triunfo de Cornellá demostró que este Sporting tiene categoría de Primera. Los defectos, que alguno hubo, quedaron minimizados por el extraordinario segundo tiempo de los rojiblancos ante el Espanyol.
El Sporting necesitaba ganar en Barcelona y lo logró con autoridad. Este Sporting fue inclemente con el Espanyol. En primer lugar, por necesidad. Era un partido en el que se necesitaba ser contundente y práctico. La victoria era imprescindible para seguir soñando con el milagro. El episodio de Conrnellá-El Prat se superó con autoridad.
Las dudas de la defensa en el primer tiempo reflejaban el estado de inseguridad que provoca la situación en la clasificación, pero en el segundo tiempo, después del primer gol de Adrián Colunga, la imagen tuvo una mayor consistencia en el aspecto de seguridad defensiva.
Con esta imagen, hay fundamentos para pesar que el milagro es posible de un equipo querido en España. Fue espectacular el excelente comportamiento de la afición del Espanyol que al final coreó ‘es de Primera, Sporting es de Primera’, con deseos de que la próxima temporada se repita la visita de los rojiblancos a Cornellá. Habrá que hacer algo por ello. Lo primero, ganar al Villarreal el martes.