Mal panorama, decepcionante imagen y situación problemática. Era inesperado este inicio tan crítico, pero la teoría falló. En Gerona se vio un Sporting roto por la retaguardia, una línea demasiado frágil que no da la talla y que arrastra a todo el conjunto. Antes del minuto empezó el desastre de Montilivi, donde un rival vulgar puso en evidencia el sistema defensivo de los gijoneses.
Es una imagen demasiado repetida, con fallos clamorosos y falta de contundencia en la zona donde los errores son letales. Un equipo se arma por atrás y está claro que el Sporting tiene una vanguardia muy aceptable, pero cuyo trabajo queda minimizado por los despistes traseros.
Al Sporting le pintaron la cara en Gerona, por ser un equipo blando, de los que no se llevan. Ahora llega el siguiente capitulo, con Manolo Sánchez en entredicho. ¿Es el culpable? Sus métodos de trabajo, su estilo de fútbol, su proyecto y los preparativos de los partidos tienen elogios de todo tipo, pero los resultados son desfavorables y el equipo no funciona. Es una situación complicada, porque hay que acertar con lo que se elija, bien con Manolo o con otro de fuera, porque en los de casa no hay confianza. Esa es la realidad. De momento, la imagen de Gerona pesa demasiado.