El partido de Córdoba puede tener varias lecturas. Una es la referente a la actitud arbitral, que resultó demasiado lesiva para los intereses del Sporting. Sin embargo, no es conveniente centrarse sólo en la actuación el colegiado, porque hubo otros errores con el sello propio de la plantilla rojiblanca.
En el primer tiempo apenas se dieron dos pases seguidos con éxito y las escasas ocasiones que se crearon fueron desperdiciadas por precipitación. Incluso cuando se produjo la superioridad numérica no se tuvo la suficiente serenidad para adueñarse del partido. En el gol del Córdoba, las indecisiones defensivas resultaron demasiado determinantes. Todo eso son errores propios que Sandoval se ve obligado a corregir semanalmente, sin margen para más equivocaciones. Eso lo sabe bien el técnico, que en El Arcángel se la jugó con la entrada de Lora. Y, por cierto, le salió muy bien.
A las lecturas del partido se une la realidad y es que se acabaron todos los márgenes. De momento, para acabar el año es imprescindible ganar en El Molinón al Xerez y al Huesca. Y, luego, habrá que seguir echando cuentas. En caso contrario, el objetivo será dejar a cuatro por debajo lo más alejados que sea posible.