Llega el Huesca. Y parece que viene con la intención de poner el autobús en la portería. Puede ser lógico, porque el conjunto aragonés está en una situación delicada, pero menos lejana de su objetivo de permanencia que el Sporting de la suya, que es el ascenso.
Que venga un conjunto de la talla del Huesca con la intención de cerrarse no debería ser motivo de preocupación para los rojiblancos. Existe una diferencia de potencial y de calidad que, en buena lógica, tendría que plasmarse en el terreno de juego. El Sporting de Sandoval está obligado a poner fin a las decepciones que adornaron un año horrible y eso pasa por ganar al Huesca. Además, es la única forma de tener unas Navidades más agradables y aumentar la dosis de ilusión que se diluye con las derrotas.
Ganar al Huesca es la mejor fórmula de felicitación navideña que tienen los rojiblancos, quienes, pese a todas las adversidades, van a contar con el respaldo de su mejor aval, que es la afición. Por ella bien merece la pena hacer un esfuerzo más, el último del año. No es mucho pedir, para todo lo que los ‘artistas’ reciben en compensación.