Cuando llega un nuevo año se suele navegar entre la ilusión y la esperanza. Se espera lo mejor, pese a que estamos en unos tiempos preocupantes por cuestiones de trabajos, en un país con una economía maltrecha, sin que los que están encaramados en el poder encuentren más soluciones que conservarse a ellos mismos. Son los que transmiten subidas de todo tipo, unas espectaculares y otras sorprendentes, mientras los salarios se estancan, se reducen o se pierden. Esta circunstancia también se acusa en el mundo del fútbol.
En el caso del Sporting, con la llegada de Bernardo parece que las soluciones deportivas están al alcance de la mano. Creo que sería engañarse si se piensa que el camino va a ser ahora de rosas. Hay otros refuerzos pendientes, los de Lora y De las Cuevas, que deberían estar ya dispuestos. En el caso del madrileño, Sandoval tiene dudas por los precedentes musculares. En el del alicantino, no se ve la mejoría que parecía ser la lógica, cuando, además, emerge el interés de Osasuna. Es un futbolista con una calidad para marcar diferencias en la categoría.
Para luchar por el ascenso debería haber alguna llegada más, pero que tenga un nivel superior que el ofrecido por la actual plantilla. A Sandoval le agradaría ver un centrocampista nuevo, pero sería conveniente no olvidar el puesto del lateral derecho.
El sábado toca Huelva. Es el primer destino del año. Los tres puntos a los Reyes es una petición lógica y coherente. Ganar en el Colombino es la única forma de fomentar la ilusión, además de seguir la escalada hasta los puestos más lógicos. Los presupuestos deben indicar algo en el capitulo de diferencias, pero estas cuestiones hay que demostrarlas sobre el tapete.
Año nuevo, ilusiones nuevas y puntos nuevos. Esa es la cuestión. Y si es con buen juego, mucho mejor, pero lo que más valor tiene son los puntos.