El nuevo empate del Sporting, esta vez ante el Numancia, permite sacar más conclusiones que en otros encuentros. Sandoval hizo un número excesivo de cambios, después de que ante el Mirandés sólo se quejara de la falta de acierto, pero estando contento del rendimiento general de su equipo. Hacer cinco variaciones en la alineación pareció desmesurado, sobre todo porque modificó la estructura del juego y del equipo.
El centro el campo ante el Numancia fue una línea sin sentido, que arrastró al resto del conjunto. Mientras Bustos es el recuperador, a Nacho Cases se le pide una función de demasiado recorrido, para que asuma el control del balón en la defensa y lo lleve hasta el área rival. Hace tiempo que en el fútbol no se llevan los carteros. Lo que hace falta es que corra el balón. Juan Muñiz acusó la falta de actividad y no encontró el sitio, con una función indefinida. Se pretendía que hiciera la misión de Javi Hervás, en el supuesto de que hubiera venido. Y a todo eso hay que añadir que Bilic y David pagaron la ineficacia del equipo ante el Mirandés, aunque Sangoy no encuentra el sitio con una misión que no le va. Trejo también está con el punto de mira perdido. Lleva tres fallos en dos partidos increíbles, con una racha de sólo dos goles en 21 partidos.
Sandoval no estuvo acertado con la metamorfosis que aplicó para este encuentro. Al menos, el juego que mostró el Sporting le quita todo tipo de razones sobre las ideas que intentó aplicar. Fueron equivocadas o los jugadores no supieron interpretarlas. Esto provoca cambios, decisión que se suele aplicar cuando las cosas no funcionan. Y está claro que este Sporting no está en la mejor sintonía, pero se lleva mucho tiempo tratando de encontrar una línea de fútbol de coherencia.