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Manuel Rosety

Sportingmania

Las soluciones, con dinero

Los principales problemas que tiene ahora el Sporting para completar la planificación de la temporada recién iniciada son de tipo económico.

El club tiene una previsión de gastos muy por encima de los ingresos, lo que no tiene la aprobación de la Liga de Fútbol Profesional. La solución no tiene más que tres caminos. O se logran ingresos por traspasos, o lo pone el máximo accionista o aparece algún inversor. Es lo que sucede en las entidades que están en una situación financiera desastrosa.

Hay ejemplos a la vista. Uno es el Zaragoza, con una aportación importante de un grupo inversor, supeditada a la salida del dueño, a quien se le asigna la responsabilidad de una situación de riesgo máximo. Sin salir de la región, el grupo propietario del vecino respalda una apuesta a todo o nada con dinero para fichajes de relevancia para la categoría.

En el Sporting ya se sabe que el grupo del máximo accionista tiene agotada la inversión. Las hizo en épocas complicadas, con situaciones límite provocadas por unas gestiones horribles y una incoherencia total en la elección de la mayoría de los consejos, pero con decisiones avaladas por el principal propietario. Con la llegada de Vega-Arango, por lo menos, se recuperó tranquilidad, que intenta mantener Veiga, sin que apoyen los últimos que llegaron.

La versión oficial es que la situación económica actual del Sporting es preocupante, pero no más que en otros ejercicios a estas alturas de la temporada, pero la complicación es mayor porque este año no hay la denominada ‘ayuda del descenso’, que en las dos campañas anteriores sirvieron para cumplir con el fisco.

En esta pretemporada, los principales acreedores están pendientes del traspaso de Scepovic y algún otro que pueda caer para reducir la deuda, como Bernardo y Barrera, porque el propietario no está previsto que invierta en una empresa popular, pero que está en la relación de su patrimonio personal. Tampoco se cuenta que aparezcan inversores. Incluso es probable que no encontraran facilidades, sin olvidar que los que llegan a los clubes de fútbol con importantes cantidades de dinero es porque buscan alguna contraprestación superior a lo invertido. En estas latitudes, el amor a los colores es algo que pasó a la historia. Los mecenas ya no existen o no se arriesgan a sufrir un posible descrédito social si la pelota no entra.

La necesidad para encontrar soluciones se llama dinero. Hay negociaciones en marcha, que ayer se comentaron en la ‘planta noble’, con la visita de los consejeros, pero con la lógica discreción por las debilidades conocidas de algunos dirigentes. Es difícil de entender que estas cosas pasen en una empresa seria.

Un cambio de titularidad en los títulos de la sociedad ahora no es un recurso adecuado, porque lo que hace falta es una inyección económica al club, aunque una reconducción en la gestión parece obligada, con una mayor coherencia para reducir el gasto. Más que por mentalidad, por obligación. Es necesario ingresar bastante mas y gastar mucho menos para no temer por el futuro de la sociedad. Así de sencillo.

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El universo rojiblanco tal y como lo vive su principal cronista


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