El puesto de guardameta es uno de los más importantes de un equipo. La solidez defensiva empieza por la portería y esa es una de las premisas de Abelardo. En su época de jugador rojiblanco, sabía que no era igual tener detrás a Ablanedo que a otro cancerbero, por poner un ejemplo.
En los últimos días, el guardameta Alberto García mareó la perdiz en exceso sobre su futuro en el Sporting. El cancerbero catalán quería irse para jugar y no seguir calentando banquillo. Sin embargo, no había cerrado su fichaje por Las Palmas antes de acordar su salida de Gijón. La situación careció de seriedad por su parte, con una imagen dubitativa, en una iniciativa para irse que fue suya.
La continuidad de Alberto es buena para Abelardo, quien siempre quiso contar con dos porteros de garantías. En este aspecto, las cualidades de Cuéllar son conocidas y parece que el extremeño tiene asimiladas las lecciones por las caras frivolidades del final de la pasada campaña. En condiciones normales es un gran portero. Alberto, aunque se le haya visto poco, tiene experiencia y cualidades para luchar por el puesto.
La portería es ahora más cara, pero tiene mejores garantías. El objetivo del club gijonés era la salida de Cuéllar, por motivos económicos. Ahora, las circunstancias actuales obligan a negociar una adaptación de sus haberes.
Aunque Abelardo deseaba estas garantías, en la ‘planta noble’ nunca hubo preocupaciones por la posible salida de Alberto. La consideración argumentada es que si el portero del filial no tiene cualidades para ser segundo cancerbero del primer equipo es porque en Mareo no se hacen las cosas bien. Con la marcha de Alberto se hubiera aligerado la nómina del primer equipo, que ahora es uno de los objetivos prioritarios, dadas las complicaciones financieras arrastradas por no haber ascendido.
La opción de recambio es Dennis, a quien Abelardo conoce bien de las dos pasadas temporadas. Son las garantías de la portería, porque el resto de porteros están muy verdes para alguna emergencia. El resto de alternativas son el catalán Pol Busquets, un guardameta que llegó con poco rodaje de su estancia en el filial ‘colchonero’, y Chechu, con más futuro que presente, tras acabar su edad juvenil.
Es extraño que Mareo no haya más garantías de porteros en los filiales, cuando la parcela de tecnificación con guardametas es la que más se mima. La coordinación corre a cargo de Sergio Sánchez, a quien también se le asigna el segundo juvenil y el cargo de auxiliar de Tomás en el Sporting B. Es la solución adoptada para rentabilizarlo. En este aspecto, el organigrama de Mareo debería ser más funcional y menos costoso, sobre todo en épocas de crisis, además de tener una composición más coherente y un sentido más práctico.
El área de perfeccionamiento de porteros se creó hace un año, aunque el funcionamiento en la práctica es como el que había antes con Vidales. Hubo cambios en el sistema de elección de monitores, con preferencias interesadas a las que se buscan justificaciones, pero lo que vale es que los guardametas salgan preparados para competir y no es el caso. Esta temporada, para el filial hubo que fichar un portero foráneo, además de haber tenido a un alemán desconocido a prueba. No es un buen camino, aunque lo que más vale es que el primer equipo tenga las necesidades bien cubiertas.