Desde hace algunos años, casi todos los traspasos que hizo el Sporting tuvieron una acogida poco popular, aunque se reconozca que las operaciones se llevaron a efecto por necesidades marcadas por los problemas financieros.
En la mayoría de los casos, las salidas de jugadores tuvieron ríos de censuras, sobre todo en los últimos tiempos, en los que las opiniones se suman a través de las redes sociales. Las reacciones de los aficionados se vierten en el momento de un traspaso, aunque después puedan encontrarse con una trayectoria de los traspasados en la que no son titulares en sus equipos o se les busca un acomodo posterior en otro destino. Ahí están los casos de Míchel o José Ángel, por ejemplo.
En cualquier caso, da la sensación de que el Sporting vende por debajo del valor de mercado, si bien las ofertas que llegan tienen unos precios que suelen ser inferiores a las valoraciones teóricas que se les asigna a los futbolistas.
En el caso de Scepovic, los dos millones y medio de euros, aunque sean al contado y lleven un aumento de un 5% posterior en el caso de un traspaso posterior, parece una cantidad escasa para un goleador. El jugador serbio estaba tasado en 4,5 millones de euros en el último día del mercado del pasado mes de enero, claro que si el consejo llega a dejarlo marchar, en plena lucha por el ascenso, se hubiera armado un buen follón en el Sporting y en su entorno.
La dubitativa trayectoria de Scepovic en la última fase de la Liga sembró dudas a sus posibles compradores. La escasa implicación del balcánico en la etapa clave de la temporada tuvo una repercusión que le afectó para reducir su cotización. Ese lastre negativo debe apuntárselo el propio futbolista.
¿La cotización de 2,5 millones de euros es justa en el caso de Scepovic? Si se hace un análisis sobre un goleador que tiene unas características especiales como futbolista específico de ataque es previsible que daría como resultado que la cantidad es muy pequeña. El valor del goleador balcánico es superior, pero en el mercado no hay clubes que tengan en cuenta esta cotización. Sólo el Celtic preparó 2,5 millones de euros, en una primera oferta que no fue ni discutida, tal vez porque era la única. Si nadie da más y hay que vender para ingresar, ese es el precio, porque no hay otro. Una influencia añadida es que Scepovic es un jugador de un equipo de Segunda. Con el ascenso seguro que hubiera tenido un precio superior y alguna novia más. Además, el Sporting está ahogado por la situación económica, producto de una gestión equivocada y excesivamente arriesgada, con una estructura inviable en Segunda. Esta circunstancia también la aprovechan de forma sagaz los compradores.
Ahora que parece que Javier Fernández va a coger el toro por los cuernos y enderezar la situación económica, después de sanearla a base de traspasos, a ver si llega el día en el que el Sporting sea el que fije el precio y exija las condiciones de pago. Para eso es necesario el ascenso y que cambien muchas cosas en la economía y en la gestión del club. Va siendo hora.