Hoy, hace 25 años que Plácido Rodríguez Guerrero tomó posesión de la presidencia del Sporting, hecho que celebró con sus más íntimos de la época. Fue el último presidente electo en un proceso democrático. Luego llegaron las sociedades anónimas promovidas por el gobierno socialista de Felipe González, con Javier Gómez Navarro como presidente del CSD.
Con Plácido Rodríguez se puso la primera piedra para la transformación del Sporting en sociedad anónima deportiva. Se hubiera evitado si el importe del plan de saneamiento que dio el gobierno de España en la etapa presidencial del profesor salmantino se hubiera utilizado para pagar la deuda. Ese era el objetivo y el motivo de la recaudación del dinero.
El en caso del Sporting, el importe del citado plan gubernamental era el mismo que la deuda que había encontrado Plácido Rodríguez cuando sustituyó a Ramón Muñoz, que ascendía a 730 millones de pesetas. El origen principal fue la construcción de Mareo, lo que se arrastró en doce ejercicios. Si se hubiera liquidado con esa cantidad, ingresada en su etapa presidencial, el Sporting hubiera sido otro Osasuna de la época.
Rodríguez Guerrero, ahora catedrático de Economía, entonces profesor de Escuela Universitaria, no se distinguió por llevar el club con una seriedad financiera. Sus alumnos pueden entender muy bien sus teorías, pero en la práctica no demostró sus conocimientos, al menos en sus etapas al frente del club, para una buena administración de la entidad.
La época de don Plácido fue atípica. Los informes de auditoría echaban de menos estadillos en los controles de las recaudaciones de los partidos. Así lo explicó el economista y auditor de las cuentas del club Félix Fernández en una entrevista en EL COMERCIO. Es un ejemplo del rigor utilizado, al margen de la imagen dada por algunos dirigentes. Una exhibición de visones en el césped del Camp Nou antes de un partido dio la vuelta a España, consortes incluidos.
Lo positivo de la época fue que el Sporting volvió a la UEFA, con la eclosión de Luis Enrique, en un equipo que entrenaba Ciriaco Cano, con un grupo de entusiastas jugadores de la casa.
Plácido Rodríguez cerró su mandato con la conversión del Sporting en SAD, aunque fue precisa la intervención del alcalde Vicente Álvarez Areces, alertado desde el Consejo Superior de Deportes, ya que las fantasías del presidente no evitaban el descenso del Sporting a Segunda División B, por no cubrir el capital social. El alcalde movilizó al sportinguismo empresarial para conseguir los 2,4 millones de euros que faltaban, de los casi 3,6 millones fijados, que al final completó el Ayuntamiento. Fue una época complicada, en la que antes del relevo se creó una gestora, con la marcha de algunos directivos. Luego llegó Fernández.
Rodríguez Guerrero tuvo una segunda etapa, pero como consejero, respaldado por el dinero de José Fernández. Aunque lo criticaba, no tuvo escrúpulos para volver bajo su manto. Fueron siete meses paranoicos que acabaron con un intento fallido de un acuerdo fantasma con el Inter, a través de un desconocido intermediario italiano.
Además de haber sido el último presidente electo democráticamente, Plácido Rodríguez también tiene en su haber que por su gestión el Sporting es SAD. Hoy hace 25 años puso la primera piedra. En menos de tres años, con un desfase negativo de nueve millones de euros, lo consolidó.