Un grupo inglés, en principio desconocido, aunque, según dicen sus avalistas, muy poderoso en el aspecto económico, está previsto que sea el nuevo dueño del Sporting. Al menos, Javier Fernández ya anunció un principio de acuerdo, por lo que todas las partes dan por hecho que la venta a los británicos es una realidad.

El vicepresidente gijonés también lo había tenido firmado con un empresario suizo, que luego no fue atendido, víctima de la subasta que puso en marcha el hijo del dueño, con una actitud en la que demostró su capacidad de incumplimiento, demostrada también en otras ocasiones durante su estancia en el club.

El grupo inglés llega bajo sospecha, debido a la intervención del intermediario Enrique Pina y un desconocido ejecutivo madrileño que tiene al Eldense en bancarrota, con impagos y promesas incumplidas, un tal Omar Zeidán. Ambos anuncian que no estarán en el organigrama del Sporting. Es evidente que no pueden, como Pina tampoco puede hacerlo en el Cádiz, donde figura su padre.
En cualquier caso, Javier Fernández, como representante de las acciones de su familia, puede vender a quien quiera. Otra cosa es que no haya tenido estilo, basado en mentiras y en fantasías, para justificar lo que quería, es decir, lo mejor para el dinero de su familia en la venta de sus acciones, con unas letanías de sportinguismo difíciles de creer.

Con el desconocido grupo británico llega el anuncio de que se pagará casi todo lo que se debe, que asciende a unos 40 millones de euros, más los 3,5 millones de las acciones de Fernández. Incluso se van a pagar deudas a largo plazo, sin que haya necesidad de afrontarlas ahora. Pintada así, la situación del Sporting se convierte en fantástica. Ya no habrá deudas como en la era de los Fernández y se podrán fichar los refuerzos necesarios para luchar con más solidez por el ascenso a Primera.

Con el cambio de accionariado quedan atrás unas épocas desastrosas, con situaciones muy oscuras que quizás ahora salgan a la luz, que fueron a peor en los dos años de estancia de Javier Fernández, cuyo mérito para ser dirigente del Sporting es que su padre tiene dinero. De todas formas, son aspectos que no solucionarán nada, si bien la pregunta que queda en el aire es a quien damos la bienvenida.