La situación económica del Sporting es algo peor que la de la pasada semana, pero un poco mejor que la de la siguiente. Cada día que pasa, la deuda aumenta un poco, sin que se encuentren las soluciones más adecuadas.
Con una capacidad reducida para generar recursos, las soluciones se fijan en operaciones de crédito. A la larga son costosas, pero la situación a la que se llegó obliga a agarrarse a un clavo ardiendo para seguir subsistiendo.
El crédito que se buscó en Inglaterra no tenía buena pinta. Primero, porque meter a Bernardo como parte de la moneda de cambio no parece que sea una operación recomendable. Por otra, al propietario del dinero y dueño del Brentford inglés, equipo londinense de Segunda División, se le relaciona con empresas de juego y apuestas. Es un negocio lícito, pero no es una materia que suene bien cuando hay una vinculación tan directa, como es el caso.
La salida que queda es el ‘creditebas’. En un plazo inmediato se espera que se den los pasos para aplicar el nuevo reparto televisivo, con una gestión hecha por Javier Tebas, en la que participa Alfredo García Amado, encaminada a que los clubes con más problemas financieros, sobre todo con Hacienda, puedan disponer por adelantado del dinero que les corresponderá la próxima campaña, por medio de un crédito. El Sporting, uno de los afectados, podría obtener una cantidad para solucionar los problemas más importantes y atender los compromisos hasta final de la temporada. O sea, una solución para el momento, con la posibilidad de disponer de un mínimo de liquidez. La única preocupación que parece tener la propiedad del club gijonés es aclarar un presente oscuro. Vivir de créditos es el peaje de unos resultados negativos, con la necesidad de hilar muy fino, ya que el margen de error en las decisiones se reduce al mínimo.
Mejor aspecto tenía la venta del paquete accionarial mayoritario para el futuro de la entidad. La oferta existe, con una planificación de inversiones y un importe destinado a la compra de los títulos del máximo accionista, pero a Javier Fernández no le gusta la propuesta de Luis Pereira, única que tiene sobre la mesa.
El vicepresidente sigue manteniendo contactos frecuentes todas las semanas con el empresario gallego afincado en Suiza, pero con una aparente falta de voluntad para vender al menos antes del final de la temporada.
Confiar la decisión al ascenso del equipo puede ser una lotería peligrosa. Los Fernández tienen ahora una opción de venta. En junio, si el Sporting sube, los problemas desaparecerían. Pero si el conjunto gijonés sigue en Segunda, las dificultades se multiplicarían, el futuro no sería tan halagüeño y el club ya no ofrecería una imagen tan atractiva, al menos como lo es ahora. En este caso, parece claro que a Javier Fernández le tocará asumir el mando total en la entidad y tomar muchas decisiones, a lo que no está acostumbrado.
Con las posibilidades de venta atascadas, por deseo de los propietarios, la única alternativa que le queda ahora al club gijonés es el crédito gestionado por Javier Tebas. A ver cómo llegan las soluciones.