Nadie esperaba que luchar por estar en la zona alta podía ser fácil. En el caso del Sporting, las dificultades de agosto minaban la moral rojiblanca, por una situación atípica, sin dinero, sin refuerzos y con deudas. El panorama era preocupante.
Las cosas cambiaron, por la fuerte mentalidad que tiene la plantilla del Sporting. Además de su calidad, ese fue uno de los motivos que permitieron ganar al Alavés y volver a ocupar una posición de ascenso directo. Se sabía antes del encuentro que las dificultades iban a ser muchas, aunque no se esperaba la reiteración de errores arbitrales, ni de actuaciones tan deplorables como la que el lorquino Sánchez Martínez ofreció en El Molinón.
Al Sporting se le nota la presión clasificatoria que tiene, las prisas que aprietan para ganar los partidos. Ahora todos los rivales son complicados, pero les pasa a todos. Cualquier equipo tiene algo en juego, bien por arriba o por abajo, con aspiraciones de permanencia, play off o ascenso.
Para los rojiblancos parece un ‘más difícil todavía’ por los arbitrajes que sufre, al margen de que las fuerzas están algo justas y la plantilla acusa una falta de fondo de armario, que se suple con el filial. Ahí está el último caso, el de Jorge Meré, con sólo 17 años, que adelantó por la derecha al veterano Iván Hernández y al joven Julio, quien parece que haber sufrido un parón en su trayectoria, al no convencer a Abelardo.
El triunfo sobre el Alavés tiene mucho mérito, refuerza las esperanzas y redobla las ilusiones. Este Sporting de Abelardo demuestra una fortaleza mental impresionante y una sobresaliente disciplina en el campo, apoyada en una calidad de sus jugadores que permiten pensar en que todo es posible. Quedan ocho finales. La próxima, el domingo en Palamós, frente al Llagostera. También va a ser complicado, por las bajas, por el rival y por el campo, pero este Sporting sabe luchar con todo y contra todo.
Arbitrará el andaluz Munuera. Igual da uno que otro. A ver si no la arma. En Albacete concedió un gol con la mano del equipo manchego y en Gijón, ante el mismo rival, abusó de su miopía en el área albaceteña, con una actuación estrambótica. Como puede pasar de todo, habrá que marcar un gol más que el contrario, para no tener que fijarse mucho en los árbitros.