Se acerca el 31 de julio, fecha límite para que los clubes que compiten en el fútbol profesional justifiquen que están al día con el fisco y los ‘artistas’, requisitos imprescindibles para evitar descensos administrativos. Y, si mantienen algunas deudas, la obligación es presentar los justificantes de acuerdos para los correspondientes aplazamientos.
Respecto al apartado de jugadores y entrenadores, el Sporting lo tiene todo bien amarrado a la fecha límite. El club rojiblanco mantiene en su contabilidad cantidades pendientes de pago, pero se salva del peligro de descenso ya que los jugadores aceptaron pagarés para fechas posteriores.
En el caso de la Agencia Tributaria, hay dos versiones. Existe una cifra que el club gijonés adeudaba y que gestionó con una opción alternativa de pago, fórmula a la que el organismo público puso reparos, sin que tenga intención de otorgar el documento de que los pagos rojiblancos están al día en una fecha tan clave. La situación se encuentra en un procedimiento abierto, pendiente de una resolución definitiva y, hasta que se produzca, no se podrá evaluar a quién le asiste la razón. En el club gijonés se considera que el método elegido es legal, avalado por sus servicios jurídicos, en una operación en la que evitó el pago de una cantidad importante de dinero. De ahí el malestar de los inspectores.
Hay clubes en apuros por deudas con el fisco, como son los casos del Murcia, Zaragoza y Racing, a los que parece que se sumó el Recreativo y sin que aún tengan clarificada totalmente su situación el Getafe y el Espanyol. El Sporting también figuraba, pero Tebas está informado de las gestiones y el próximo 31 no habrá problemas. Al menos, eso se espera en Mareo, si bien en el fútbol ya no hay capacidad de sorpresa.
En Primera, por el volumen de ingresos, es más complicado que alguna entidad pueda tener problemas de este tipo, pero, en Segunda, las dificultades son mayores, sobre todo en clubes como el Sporting, que tienen una estructura peligrosamente saturada. En este caso, no se ve ninguna intención en los dirigentes rojiblancos para aplicar un plan de choque en la política de gastos.
Con Javier Fernández aumentaron, mientras que Antonio Veiga no impone su sentido presidencial, con criterios más coherentes. No aplicarlos es como si no los tuviera, mientras que al resto de consejeros parece que sólo les molesta que no se les reconozca que hacen algo. Suelen dar más importancia a la imagen personal que a la desconocida aportación de gestiones en beneficio del club.
El Sporting llega al 31 de julio con los deberes que solicita la Liga Profesional hechos. Al menos para superar esta evaluación. La realidad es que parte de la deuda se cambió por papeles, si bien en la contabilidad no sólo se mantiene, sino que lleva un peligroso ritmo de crecimiento. En Segunda, el pozo de los gastos es desmesurado. Por eso se atraviesan situaciones complejas, como la actual, aunque lo que importa es haber salvado el último peligro. Ahora, hasta el próximo.