En el fútbol, partido fácil no hay ninguno. Se vio el pasado domingo ante el Albacete, un rival que flirteaba con las posiciones de descenso y un sistema defensivo vulnerable. El Sporting pasó apuros y tuvo que esperar al final para ganar un encuentro que tenía pronóstico de victoria local.

El domingo toca visitar al Girona, con el que el conjunto gijonés comparte la primera plaza, conjuntamente con Las Palmas. Sobre el papel, es un partido mucho más complicado y en un campo que últimamente está gafado para el Sporting. Hace dos temporadas, una derrota puso a Manolo Sánchez Murias en el disparadero. En la campaña anterior, tras una exhibición en la primera parte, en el último cuarto de hora, con un arbitraje parcial para los locales, se perdió una confrontación que sonaba a victoria rojiblanca.

El Girona de esta temporada juega bien al fútbol y lleva una trayectoria extraordinaria, aunque en su campo tiene dificultades y puntos vulnerables. Parece que es una característica de la categoría. No hay más que recordar las actuaciones del Sporting a domicilio, con merecimientos para haber ganado en Tenerife y Sabadell, más el buen partido de Ponferrada, y los apuros que pasa en casa, donde los rivales tratan de frenar el potencial ofensivo gijonés.

El conjunto gerundense ya sabe lo que es perder en su campo, donde triunfaron el Betis, Las Palmas y el Barça B. También sabe lo que es empatar, como le ocurrió en las visitas del Mallorca y del Alavés. No cabe duda que si comparte el primer puesto es porque es de los mejores, pero también lo es el Sporting. El mismo recelo que hay en Gijón ante este desplazamiento, lo tienen en Gerona con la visita de los rojiblancos, que, en esta ocasión, volverán al uniforme verde.

El partido, en principio, es más difícil que el último, pero estas teorías no son determinantes. En Gerona valoran que el Sporting no conoce aún la derrota fuera de su campo. A ver si sigue la racha.