Se fue Roberto. Lo hizo con una despedida de lágrimas sinceras. La decisión se irse a Osasuna estaba tomada hace varios meses, pero el portero de Chantada mantuvo en el Sporting un ritmo de trabajo y dedicación sobresaliente hasta el último momento. Es un detalle de agradecer y que lo realza como profesional.
Roberto se hizo un camino en el Sporting. Llegó de tercer portero, con 23 años y hambre de triunfo. Se le contrató como complemento de Valencia y Juanjo, pero en el inicio de su segunda campaña se aseguró la titularidad, después de convencer a Marcelino con su exigente trabajo. El gallego tuvo actuaciones espectaculares y se marcha con algunos registros dignos de mención, como la racha de imbatibilidad en temporada en la que se rozó el ascenso o el trofeo de guardameta menos goleado, además de haber sido una pieza clave enel ascenso de esta campaña.
Pero, al margen de datos deportivos, Roberto demostró ser un extraordinario profesional y una gran persona. Se marcha un sportinguista. A sus 29 años no puede renunciar a un contrato en Pamplona, donde casi se le duplica el que le puede pagar el Sporting, que, además, en caso de descenso, se reduciría aún más.
En Pamplona va a tener una afición apasionada, pero ni punto de comparación con la rojiblanca. La echará de menos, sobre todo en los desplazamientos, pero es una oportunidad única que no puede desaprovechar.
Roberto: Gracias por todo y mucha suerte. Te lo mereces, aunque sabes que la afición del Sporting espera que cuando visites El Molinón no acabes con la portería a cero, como tanto te gusta. Sé que lo comprendes.