Segunda visita del Milan a Gijón y segunda derrota de los italianos. En 1987 fue Jaime. Ayer, Barral y Bilic. La doble B está que se sale, pero no pueden jugar juntos en el esquema de Preciado. Tendrán que hacer méritos para repartirse los minutos. Y los goles. El del gaditano fue un remate espectacular, pero el del croata, con la paternidad en camino, lanzó una falta magistral.

No serán los únicos que tendrán el problema de la competencia. Maldonado, por la izquierda, puede ser una sombra de Diego Castro. Lo mismo pasa con Carmelo y Kike Mateo. Y en todos los puestos. Incluida la portería. Parecía que Cuéllar iba a ser el titular, pero Sergio, que el año pasado sólo disputó dos partidos, contando la Copa, estuvo mejor que el extremeño, quien da la sensación de no estar acoplado aún.

La imagen del equipo ante el Milan fue buena, sin que pueda quitar méritos que el conjunto lombardo haya venido a pasearse, para querer reaccionar cuando ya era tarde. Si Ancelotti probó en Gijón la que será la defensa en el Calcio, aviado va este pobre Milan. El mejor fue Seedorf, aunque juega casi andando. Hace fácil el fútbol. O Emerson, cuya presencia se dejó notar. O la de Pirlo. Pero no fue un equipo. Eso nos vino bien.

En la pretemporada, el Milan ya perdió 0-5 con el Chelsea y en el campo del Manchester City. Faltaban jugadores importantes. El joven Paloshi tiene muchas fabes que comer antes de disputarle el puesto a Kaká y a Shevchenko. O el uruguayo Viudez, que pasó inadvertido. Fue un equipo que vino cubrir el expediente, con bajas de fraude, aunque lo peor para un club del prestigio del Milan es la mala imagen que dio.

Pero lo que nos importa es el Sporting. El triunfo no debe impedir ver las carencias defensivas. El Getafe no será el Milan, ni mucho menos. Me refiero el que vimos ayer en El Molinón. Este Sporting es un equipo blando atrás, con despistes en los despejes y en algunas pérdidas de la posición, que transmiten inseguridad. Quedan seis días para fichar. En la planta noble quieren un jugador más, por aquello de la seguridad para las bandas. Preciado prefiere quedar bien con todos los que tiene en el vestuario. Arriba, en los despachos, se tiene claro que la salida debe ser Pina, para que venga un lateral. Pero se quiere que sea Preciado el que lo decida. Esperar a Navidades, cuando ahora hay posibilidades de hacer una inversión parece correr un riesgo innecesario.

PD.: El domingo toca Pérez Burrul. Es cántabro, de la tierra de Preciado. Parece un buen árbitro. Es internacional. Ya pitó en El Molinón, hace once años, cuando el Sporting iba sin frenos a Segunda. A ver qué pensamos después del partido.