El futuro de El Molinón no está claro. Me parece que a estas alturas el Ayuntamiento aún no sabe qué quiere hacer. Me da la sensación de que no valora la repercusión que tiene un club como el Sporting, del que quiere aprovechar gratis su estela.

Hace algo menos de dos semanas se filtró una inversión de 30 millones de euros. Sólo dos días después se redujo a unos 20 millones. De momento, lo único real es el recrecido de la grada Norte, que dejará el estadio con 26.000 plazas. El resto será un objetivo a un plazo más largo, para el recrecido de la tribuna Oeste, más conocida como la ‘tribunona’, con la ubicación de palcos Vips y un aumento del aforo hasta los 30.000 asientos. De esto no hay ni proyecto. Sólo una declaración de intenciones.

Todo está muy bien en la teoría, pero no se tienen en cuenta las deficiencias en la estructura de la tribuna principal, que es el motivo de que ahora las relaciones entre la empresa Ruta de El Molinón y el Ayuntamiento sean tensas.

En el Ayuntamiento, al menos en el mandato de la señora Fernández Felgueroso, no se quiere oír hablar de recalificaciones o de un campo nuevo.

La inversión inicial de la obra prevista va a ser de 12,5 millones de euros, y luego se tienen programados otros siete, con un total de en torno a 20 millones. Creo que es parchear una instalación antigua, que tiene problemas en su estructura. En su momento, el Ayuntamiento gastó dinero mal invertido en un campo que debía tener otra forma y otras prestaciones.

Me parece que lo más adecuado sería recalificar El Molinón actual, en una operación controlada por el Ayuntamiento, y hacer un campo nuevo. Podría ser en el aparcamiento donde ahora está ubicado el rastro o tal vez detrás del Palacio de Deportes. Si todo se hace con sus correspondientes concursos públicos, no habría posibilidad de prevaricaciones, temores o algo similar.

No sé cómo harán en otras ciudades, En Valencia se recalificó Mestalla y se construye un campo nuevo que cuesta la friolera de 300 millones de euros, aunque aquí no es preciso llegar a tanto.

De momento, la conclusión a la que llego es que al Ayuntamiento no le importa más que el populismo que arrastra el Sporting, mientras nada en un mar de dudas, sin que haya unanimidad en el trato que se le debe dar a El Molinón, con la fortuna de que la oposición no sabe por donde le da el viento.

Y, por cierto, que nadie olvide que las obras se anunciaron para empezar en julio de 2007. Desde entonces hubo presentación de dos diapositivas diferentes. No vale ninguna. De momento sólo se derribó una parte de los bajos y se iniciaron las obras de unos vestuarios que están puestos al revés. Esto quiere decir que seguiremos mojándonos con las goteras en plena grada Oeste. Boskov exclamaría: ¡Porca miseria!