La entrega del ‘Gesto Sportinguista’, en su novena edición, tuvo una representación mayoritaria de todos los estamentos del sportinguismo. La presencia de las dos plantillas del ascenso lo requería. El acto fgue emotivo en el Lagar de Castiello, donde se entregó la cerámica que en esta edición confeccionó Tato Estrada en un palmo de barro. Don Alberto, Estrada padre, parece que lo van a dejar para dirigier la fenomenal exposición de cerámicas conel sello de La Guía. Es una cuestión generacional. Nos pasa a todos los que cumplimos años.
No me gustaron los discursos. Demasiado largos y frívolos. No venía a cuento dar bombo a la afición, cuando los homenajeados con el mejor gesto eran los artistas, los que lograron el ascenso sobre el tapete, que era lo que valía y lo que se celebraba. Y lo que se esperaba desde hace una década.
Mi amigo Pepín Braña tenía gana de tirar píldoras a su oposición, que está unida y pensando en cómo derrocarlo. Si se confía, perderla la silla. No saber de Internet y esas cosas es un inconveniente. El presidente rojiblanco tampoco se cortó un pelo contra el o los quintacolumnistas, ausentes en el acto, que le tiran a degüello. Lo hizo al más puro estilo Mariano. Lo anecdótico es que el político que habló, el señor Tuero, fue el más breve.
No era el momento de pasar facturas, que seguro que tienen plena justificación. Quizás hoy en la entrega del Molinón de plata se repita la historia. El problema es que los personalismos dividen al sportinguismo. Es el problema. Y la pena.
Y mañana llega el Betis. Ese sí que es enemigo. Y de los buenos, aunque la clasificación no lo diga tan claro. En este caso de poco valen los discursos de unos y de otros. Lo único que sirve es hablar en el terreno de juego, con el respaldo de 20.000 gargantas que suelen dejarse notar más fuera que en casa, salvo el asiduo Fondo Norte. El que nunca falla. En esta ocasión van a tener la competencia de 2.000 gargantas que llegan desde Sevilla.
Ganar al Betis sería el mejor gesto. Con las líneas más juntas debe ser más fácil. Pero eso no hay que hacerlo no sólo en el terreno de juego.
PD.: En el pasado artículo sólo pretendía dar relevancia a la suprema valoración de Luis Morán sobre Cristiano Ronaldo, que es un hecho puntual en las votaciones de La Gazzetta dello Sport. De rebote, intenté darle un aire jocoso a las quejas que hacen desde Oviedo con sus problemas, poniendo al Sporting como pantalla. Digo jocoso, porque no merece la pena tomarlo ni medio en serio. Mi preocupación por el equipo que ahora parece representativo de la capital, desde que su alcalde haya quitado el respaldo al Astur, es nula. Pero los que no superen ese trance, que no se escuden permanentemente en el Sporting. Seguro que mi amigo Ángel Fernández buscará la fórmula de inscribir el nuevo Tartiere en el guinnes, como el mejor campo de Tercera del Mundo. No hay muchos que le puedan disputar ese título.