La primera vuelta del Sporting tuvo un final infeliz. Mal resultado, lo que resulta lógico cuando se juega a no jugar. La imagen de los rojiblancos en el Colombino fue deficiente, hasta el punto de que los que entraron de refresco, sin hacer nada especial, marcaron la diferencia, además de las pinceladas de Carmelo.
Portero y defensa no se compenetran. El primer gol llegó después de que el trío Camuñas, Adrián y Sisi hubieran anticipado los problemas defensivos. Falló todeo, hasta el entrenador. En el aeropuerto de Sevilla, en el viaje de vuelta, las caras son muy largas.
El análisis no es bueno. La defensa dio facilidades, el centro careció de consistencia y la delantera anduvo a su aire, sin ningún sentido coherente. Pasó en Bilbao, en Málaga y en Valladolid. Este chip no vale.