La pasada jornada tuvo algunas jugadas con una repercusión especial. Una fue la entrada de Canella al exagerado Capel. La mayoría de las opiniones coincidió en que la aparatosidad de la acción justificaba la expulsión del noble lateral lavianés, que en las tres temporadas que lleva en el primer equipo suma 5 tarjetas amarillas. Es difícil encontrar un defensa que vea una tarjeta cada quince partidos.
Una jugada que pasó inadvertida fue la de David Prieto, del Sevilla, a Bilic, por detrás y sin ánimo de jugar el balón, de la que el técnico sevillista Jiménez ni habló. Más dio que hablar la de Alves a Toni Moral, en el Sardinero, con diferentes argumentos. En Cataluña se aferran a que el brasileño tocó el balón antes del terrorífico impacto en la pierna del delantero racinguista. En otras latitudes ven la entrada como fue, sin que Alves pueda ser considerado un zaguero de los que rasca, como puedan ser Aitor Ocio, David Prieto o Javi Navarro, por poner algunos ejemplos. Pero a imagen fue escandalosa.
Alves estaba sancionado esta semana, por otra entrada. El Comité de Competición no tuvo en cuenta las alegaciones del Barcelona, que tiene a la defensa en cuadro y busca como sea recuperar a alguna de las bajas, porque Guardiola no se fía del Sporting. Sin embargo, el Comité de Apelación le quitó la tarjeta al brasileño, que tuvo una jornada feliz, porque no le sancionaron una entrada de expulsión, su compañero Messi le solucionó un partido perdido y Competición le permite esperar a cumplir la sanción por acumulación.
Hace siete años, el Sporting cumplió el único partido de sanción con la clausura de El Molinón, por unos incidentes que se magnificaron con la intervención del informador arbitral, el felguerino José Ramón Gutiérrez, a quien todavía se le ve en algún encuentro en El Molinón para dar el correspondiente informe del cuarteto arbitral, bien remunerado, dicho sea de paso.
Aquella misma temporada, el Camp Nou fue clausurado por dos encuentros, por un suceso mucho más grave. El partido estuvo parado más de diez minutos, se lanzaron objetos al terreno de juego y hasta una cabeza de cerdo estuvo a punto de impactar con el cuerpo de Figo. La sanción no se cumplió y pasó a la historia. Cada uno que opine lo que quiera.
PD.: Parece que por el mero hecho de pertenecer o estar vinculado a Ultra Boys es motivo para que se asigne a las persona un cartel nacista, xenófobo, violento, follonero y demás. Creo que no responde a la realidad, aunque haya algunos casos aislados que son la excepción. En el caso del Barça, el primero que no deberían dejar entrar es al popular empresario catalán y ex presidente azulgrana Joan Gaspart, que en su día presumió de ser un boixo noi. La lucha contra los violentos y xenófobos es digna de aplauso, pero llevar una bufanda o exteriorizar unos sentimientos no pueden ser catalogados como tal y menos, prejuzgados.