Mal partido. Horrorosa. Peor que contra el Real Madrid. Además, enfrente estaba el Mallorca, que busca la fórmula para escapar del descenso. La actuación de los rojiblancos fue lamentable. El equipo de Preciado careció de una agresividad bien entendida, no tuvo chispa, ni casta. Fue un conjunto roto, sin raza, desorientado. Una jugada de Diego Castro y nada más. Los centrales sudaron sangre con Adúriz.
El mister no acertó. Ni con la alineación, ni con el estilo de juego. El Sporting es un equipo adormecido. El camino elegido es el peor. Ya no hay colchón. Y con este juego, difícilmente se puede tener algo de optimismo. Empecinados en decir que no era una final, los rivales se lo tomaron de otra forma más contundente.
Y, ahora, a Pamplona. Espera un ambiente hostil, pero no valen disculpas. Costó mucho ascender y se está tirando la temporada.
PD.: Lo de fichar un central en el mercado de invierno se dijo hasta la saciedad. A medida que pasan las jornadas, cuando no hay solución, se ven más graves los problemas.