El Sporting se complica las cosas con la derrota ante el Racing, sumada al triunfo de Osasuna en el Vicente Calderón. El equipo de Preciado debitó resolver el encuentro en el primer tiempo, pero faltó puntería y una correcta visión del colegiado. En las manos de Luis Fernández, primero, y de Moratón, después, debió señalar penalti.

En el segundo tiempo, el colegiado anuló un gol legal a Kike Mateo. Lo confundió el asistente de la banda. Hubiera significado el empate. En esta ocasión, los rojiblancos tienen fundamentos sobrados para quejarse de la parcial actuación de Ramírez Domínguez. Influyó en el resultado.

Al margen del mal árbitro que vino a Gijón, el Sporting estuvo bien en el primer tiempo, pero desapareció después. El gol de Zigic pesó demasiado, aunque el infortunio se cebó con Sastre, en un resbalón inoportuno. Tal vez se regó en exceso el terreno antes del inicio. El segundo tanto, marcado por Colsa, fue una anécdota, lo mismo que ver a Pedro de centrocampista.

Ahora, a sufrir. Fue un domingo de Pasión. El árbitro nos flageló y la clasificación siembra dudas. El domingo vendrá el Valencia. Preciado tendrá donde elegir. Volverán a estar a disposición Canella, Carmelo y Barral.

PD.: Lamentable la actitud de una veintena de vándalos santanderinos que se dejaron ver por la ciudad y en los alrededores del campo con ánimo de violencia. Extraordinaria, en cambio, la de la mayoría de cántabros que vinieron a Gijón a pasar un buen día de fútbol. Y un caso que pasó. En el palco de prensa se acreditó a un sucedáneo de ultra del Racing. Parece que por amistad personal con un periodista de un diario asturiano. Los exaltados deben ir a la grada. O mejor en su casa, por televisión. Es la forma de no molestar a nadie.