Vaya día. Mal partido y mala jornada. La derrota es motivo de análisis. La delantera no existió, el trabajo del centro del campo fue insuficiente y atrás hubo nerviosismo. Enfrente un Betis vulgar y nervioso. Sólo Emana desequilibró el desarrollo del encuentro. Cuando se veía que podía llegar el empate se produjo el segundo gol que mató la confrontación.

El partido del jueves es una final. No ganar provocaría un problema serio. Sin ánimo de sembrar alarmas, la situación es delicada.

Y, por si fuera poco, el avión de regreso no salió. El horario estaba estudiado, pero los controladores del aeropuerto de Asturias dejaron tirado al Sporting en Sevilla y la tripulación de la nave se negó a hacer el trayecto. Las explicaciones dadas no convencen. Parece ser que el conflicto de AENA tiene más repercusión con un equipo de fútbol. Así es más mediática. Qué pena. Dantesta era la imagen del aeropuerto, con cansancio y sin cenar, con el equipaje tirado de mala manera por el suelo.

En Sevilla dejamos amigos. Los béticos nos desearon mucha suerte. Ya pasó con el Valencia. Y con el Racing. También en Soria. Ya es hora de dejar de hacer tantos amigos.