Después de cuatro días de secuelas del arbitraje de Teixeira Vitienes, conviene centrarse exclusivamente en la visita a Almería, un campo gafe, ya que de cinco visitas no se sacó ni un punto. Es motivo de desconfianza la presencia de Pérez Burrul, por los nefastos precedentes, sobre todo el de Bilbao, que fue sangrante, pero contra los elementos también hay que luchar.

La solución es marcar un gol más que el contrario, aunque en Almería podría valer el empate, resultado que ya conocen los rojiblancos, aunque sumar sólo un punto obligará a pensar en ganar al Málaga en el siguiente partido en El Molinón. Luego quedará el desplazamiento a Valladolid, que será el más impresionante de los imaginados, y encierre ante el Recreativo en El Molinón, que puede tener tintes dramáticos.

Ahora conviene centrarse en Almería. El equipo de Hugo Sánchez está salvado, pero no creo que le vaya a invadir la relajación. Lo que está claro es que por muchos maletines que lleguen desde Getafe, la motivación que van a tener los sportinguistas no es comparable a la de su rival.

Parece que Preciado está dispuesto a repetir con el dúo Barral-Bilic, con Carmelo en la banda. El canario no está excesivamente fino en este tramo final de temporada, para lo que nos tenía acostumbrados.

Este Sporting demostró que tiene capacidad para ganar. Cuando jugó centrado en el partido sacó puntos. Cuando cometió errores infantiles, salió vapuleado. Es hora de aplicar la máxima concentración para hacer los deberes y ganarse el aprobado por méritos propios.

PD.: José María Suárez Braña dio luz verde a la carta de protesta a Sánchez Arminio. No esperaba menos de él. La situación estaba clara: firmar o marcharse. Las peñas son uno de los mejores avales del club. La prueba está en que en Almería va a viajar más de un centenares de aficionados, pese al horario, la televisión y la distancia. Uno son los de La Arena, de José Antonio. Ya estuvieron en Mallorca. A ver si repiten suerte.