Da la sensación de que Carlos Suárez Sureda, presidente del Real Valladolid, está logrando su objetivo de que en Gijón no sólo no se prepararen los viajes a Pucela, sino que tampoco se hable del partido.
El martes, las prioridades estuvieron en la rueda de prensa de José María Suárez Braña, la nota oficial del club y la venta de localidades a través de una agencia de Pola de Siero. Es extraño que las entradas que el dirigente pucelano había fijado a 75 euros se despachen en una agencia de viajes a 5, más los gastos de gestión. Esa explicación debería darla el presidente del Valladolid, quien se vio superado por sus errores, al desconocer el poder de la Mareona. Por cierto, su decisión extrañó a parte de miembros de su consejo de administración, además de molestar a las peñas vallisoletanas.
Lo que más importa es el partido. No me fío de Osasuna en su visita a un Barcelona descafeinado. Algo podría hacer Luis Enrique, miembro activo del club azulgrana y rojiblanco de corazón. Eso dice y por eso se le dio un Gesto sportinguista. El triunfo es muy necesario. Simplemente porque un empate no vale. Hay que llegar a 41 puntos, aunque en Valladolid haya entrado el canguelo con 42.
Barral y Matabuena están disponibles y, lo que es más importante, la semana transcurre con un ánimo de trabajo similar al de la pasada. Se repetirá un espíritu como el del día del Málaga. Sólo falta más concentración defensiva, pensar en el ratonero Víctor, veterano y astuto, en Goiton, desequilibrante en los marcajes, además de las entradas de Pedro León y Sesma. Es lo mejor de un Valladolid que tiene talón de Aquiles en la retaguardia. Ganar es posible. En ello hay que pensar. Por eso conviene recordar una y otra vez que, además de los líos emanados por las entradas, que todos tengan muy en cuenta ¡que hay partido!
PD.: Vega-Arango estuvo a la altura de la afición. El detalle de romper con los dirigentes del Valladolid, que no con el Real Valladolid, con el rechazo al palco, a la comida y al protocolo es una forma de apoyar a una afición que sufre vejaciones con frecuencia en los desplazamientos. Si en algún club se teme a la Mareona, que pegunten en Coruña, donde hubo 7.000 rojiblancos, sin ningún incidente y con la hostelería haciendo palmas con las orejas, de alegría, con las cajas a rebosar.