Lo dijo Preciado. Hoy es el día D y las nueve de la noche será la hora H. No es el desembarco de Normandía, al que se hizo alusión esta denominación en su momento, pero puede aplicarse por la importancia del encuentro.

Hoy toca Zorrilla, que no Valladolid. El castigo de la afición a los hosteleros pucelanos se entiende en la mayor parte de los establecimientos, a algunos les importa un pito y otros se quejan de que ellos no son el Real Valladolid. La sanción de los peñistas no tendrá repercusión porque a los dirigentes del club pucelano también les importa poco lo que digan los hosteleros de su ciudad.

Me cuentan por Valladolid que el objetivo de los dirigentes de la entidad, que no son vallisoletanos, es esperar un pelotazo urbanístico con un nuevo estadio, centros de ocio y demás, similar a lo que se hizo en Murcia y a lo que quería hacer Celso González, ex dirigente del Oviedo, cuando buscó la fusión Sporting-Oviedo para trasladarlos a Llanera.

El problema que tienen es que en la Junta de Castilla y León no tragan, mientras el alcalde de Valladolid parece que entra al trapo de todo.

El caso es que esta noche hay un partido que es preciso ganar, después de haber desperdiciado las mejores ocasiones de estar ya tranquilos. Habrá que mirar de reojo a Barcelona y Getafe, pero lo primero es ganar a un rival que tiene un buen plantel, aunque se queja de problemas defensivos. ¡Qué nos van a contar a nosotros!

Pues vamos a Zorrilla contadas las ilusiones, como la gran mareona, espectacular y ejemplar. Esperemos que no haya incidentes, aunque temo más el comportamiento de las fuerzas del orden que a las reacciones de los seguidores rojiblancos y a las provocaciones de los ultras locales. Aún recuerdo el último partido de Liga, atraco aparte del árbitro Bernabé García.