Se acabaron las dudas. Preciado seguirá al frente del Sporting la próxima temporada. El técnico tenía un compromiso de prórroga del contrato si el equipo se mantenía en Primera. De todas formas, no parecía seguro.
El consejo sólo contemplaba la marcha del técnico si lo exponía. En marzo, Preciado recibió una llama del Atlético de Madrid, pero quedó ahí. El míster está a gusto en Gijón, se siente querido y ya comunicó a Vega-Arango que su deseo es continuar. Tampoco hay dudas ahora con Emilio de Dios, que seguirá en su puesto.
El fútbol es cambiante en semanas, según los caprichos del balón. En este caso, el esférico optó por jugar a favor de los rojiblancos y seguir en Primera significa contar con un entrenador que devolvió la ilusión perdida a toda una afición, que erradicó la tristeza que había en el entorno y en el equipo cuando llegó.
Nadie duda que en la campaña pasada hubo aspectos que hay que mejorar, unos, y borrar, otros. Sufrir a balón parado, dejar la defensa tirada por incontroladas alegrías atacantes, despistes en la forma de defender las estrategias o defectos posicionales son algunos detalles que deben cambiar.
Preciado tiene una larga trayectoria como entrenador, además de un historial como futbolista. De momento, sus recomendaciones de refuerzos tuvieron un buen resultado. Seguro que si tiene mejores jugadores, logrará mejores resultados. Él sabe lo que tiene que cambiar para no volver a recibir 79 goles y sufrir una angustia innecesaria.
El dilema se acabó. Preciado sigue. Y mientras sea el entrenador, el sportinguismo le apoyará.
PD.: Aunque me lo han pedido, no quiero perder ni un minuto en aludir a los insultos descerebrados de jugadores del Oviedo. Si el alcalde de la capital se rió del Sporting en una gala en Santander, cuando los rojiblancos iban camino de Segunda División, en 1998, qué puede esperarse de dos discípulos que tienen menos luces que una patera. ¿Qué dirán de Gabino y sus chicos en el PP de Gijón? Mejor dejarlo ‘paprau’.