El nombre de Quini para el Sporting y para el sportinguismo tiene un significado especial. El Brujo, persona sencilla donde las haya, simboliza lo que es la historia del equipo gijonés, con una trayectoria que elaboró con una dedicación de años, sobre barro, bajo lluvias, con sol o mil inconvenientes, pero con una mirada fija en la portería contraria, con un alto índice de aciertos.

Las peñas empezaron a mover la denominación de la Puerta 9 como homenaje al mítico ex goleador rojiblanco. La propuesta lleva otros comentarios paralelos, porque hay aficionados que tienen la ambición de ver el nombre de un mítico ex jugador en cada puerta de acceso al campo. Con Quini no hay discusión, pero en el resto seguro que aparecerán diversidad de criterios. El 4 repartiría emociones entre Abelardo y Maceda, el 11 entre Churruca y Ferrero y el 1 entre Castro y Ablanedo. Así podrían debatirse opiniones de todos los tipos y gustos.

Quini es especial. Por eso está justificado que no entre en ningún tipo de debates. Es el símbolo del gol. En épocas pasadas, la mayoría de los tantos marcados por el conjunto rojiblanco se producían en la portería del fondo Norte. De ahí que llegara a conocerse como ‘la portería de los goles’. No creo que sea descabellado pedir que esa tribuna Norte, que respalda la portería en la que Quini marcó más goles, llevara su nombre.

Es una petición imposible, porque la de la Puerta Quini está avanzada, hasta el punto de que sólo falta una comunicación del Ayuntamiento al Sporting, sobre el visto bueno analizado en la reunión de la Junta de Gobierno del miércoles, para preparar que la 9 sea la de Quini. Vamos, que es cuestión de días, porque el club se suma a la propuesta, intención que los dirigentes tuvieron desde que se conoció este movimiento. Está bien, pero yo le daría una tribuna.