Pocos tenían fe en ganar en el Santiago Bernabeu. La potencia del rival y todo lo que le rodea provoca que sea uno de los campos más difíciles. Además de las dificultades propias de un partido, no es fácil que te den facilidades.

El caso es que el Sporting ganó, lo hizo a base de trabajo, disciplina táctica, solidaridad y concentración. Con su estilo, Preciado le sacó los colores a Mourinho, al que, de momento, lo deja sin Liga.

En Madrid, lo más acérrimos, aluden a un gol anulado, aun penalti no señalado y a no sé cuantas cosas más. Suenan a chiste, pero llueve sobre mojado. Es el efecto de lo que escuece una derrota fundamentada en sus incompetencias, sin atreverse a criticar el fracaso de una gestión deportiva que dilapida millones de euros. Es como el club de la comedia, pero en versión ‘merengue’.

Pero eso son problemas que por estas latitudes no importan. Ni afectan. En Gijón se piensa en la permanencia, que no por haber ganado al Real Madrid está conseguida. Hay que derrotar a Osasuna para aumentar la tranquilidad y acercarse a los 43 puntos. Si el equipo mantiene el nivel del Bernabeu, hay fundamentos para pensar con optimismo. La hombrada fue genial. Y el gol de De las Cuevas, con una jugada para enmarcar.