Tres puntos más, con Bilic como jugador más determinante del partido. Ese puede ser el significado numérico del encuentro ante el Rayo Vallecano. Tres puntos más que permiten mantener la ilusión, aunque con demasiado sufrimiento. Las deficiencias defensivas que ya costaron 64 goles y sitúan al conjunto gijonés como el más goleado de Primera, son un lastre demasiado peligroso, aunque hoy lo que toca, más que hacer autocrítica del juego enseñado en el partido, es celebrar la victoria ante un rival al que el propio Sporting hizo más complicado de lo que es.
La premisa de ganar los cinco partidos tuvo un final feliz en la primera de las cinco entregas. Estuvo bien el gol de Sangoy y más extraordinario el lanzamiento de falta del argentino, que casi rompe el larguero de Joel, pero lo mejor de la noche fue el gol de Bilic, cuya presencia en el partido fue providencial. La entrada del jugador croata fue clave, porque protagonizó la jugada de la expulsión de Labaka y la fenomenal ejecución de la falta de la expulsión sirvió para ganar un partido que suma tres puntos que permiten seguir pensando que lo imposible es posible.