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Ángel M. González

Viento de Nordeste

El peor augurio

Asturias no puede salir peor parada en el último informe sobre la ‘Situación de España’ elaborado por el Servicio de Estudios de BBVA. En el análisis regional sobre las perspectivas de crecimiento de la economía española, el Principado, la Comunidad Valenciana y Cataluña se quedan atrás en el proceso de recuperación, con unas previsiones, en el caso de nuestra comunidad autónoma, totalmente descorazonadoras.

El informe prevé para Asturias un crecimiento este año del 0,4%, frente al 0,9% de media que pronostica para todo el país, de tal manera que nos sitúa en el último puesto de la lista de la reactivación económica, absolutamente hundidos con respecto a otras regiones, como Galicia, Madrid y Canarias, que nos triplican en el aumento del PIB. Y para el próximo año, mientras un buen número de autonomías superan el 2% de previsión de crecimiento, el porcentaje técnicamente favorable para empezar a crear empleo neto, el Principado vuelve a colocarse en la cola, con apenas un 1,3%. Peor imposible.

El estudio del BBVA, que es uno de los más se tienen en cuenta a la hora de evaluar la economía y de tomar decisiones, es totalmente desfavorable para Asturias, hasta el punto de que su pronóstico ha empeorado con la corrección de previsiones que hizo sobre el dato ofrecido en el anterior informe. En noviembre, la perspectiva de crecimiento para la región era del 1% en 2014, mayor que la media nacional. En febrero, de solo un 0,4%. ¿Qué ha cambiado en tan poco tiempo para que la confianza en las posibilidades de crecimiento de Asturias haya caído tanto?

Existen numerosas razones para pensar en la escasa capacidad que tiene en estos momentos la región para iniciar un despegue con la misma velocidad que el resto del país. Podemos enumerar unas cuantas: la incertidumbre política derivada de un Ejecutivo en minoría, las prórrogas presupuestarias en el Principado y en Gijón, la obsesión del gobierno regional en cumplir el objetivo del déficit aún a base de sacrificar su escasa inversión, la falta de valentía para acometer una verdadera reestructuración del sector público, los agujeros en algunas sociedades dependientes de la Administración regional, la enorme presión fiscal sobre las empresas y los ciudadanos, el ingente gasto social en una región con una población cada vez más vieja, con el nivel de desempleo más alto de la historia, una bolsa de pobreza que no para de aumentar, el mayor éxodo de jóvenes jamás conocido y un proceso de desindustrialización preocupante . Una región con un millón de habitantes, donde solo trabajan 350.000.

El panorama es muy sombrío. El informe del BBVA viene a confirmar el desequilibrio en el que se encuentra Asturias en el mapa de la economía nacional. Entramos mas tarde en el declive, pero también tardamos más en salir. Este hecho ha sido siempre una constante en las sucesivas crisis, pero, a tenor de los pronósticos, esta vez vamos a sufrir mucho mas de lo que en anteriores ocasiones sufrimos.

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Sobre el autor

Periodista del diario EL COMERCIO desde 1990. Fui redactor de Economía, jefe de área de Actualidad, subdirector y jefe de Información durante doce años y desde febrero de 2016, director adjunto del periódico.


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