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Ángel M. González

Viento de Nordeste

El camino de la 'Millona'

Me gustaría saber lo que se les pasa por la cabeza a las personas que cuando estaban vinculadas al campus y al ayuntamiento impulsaron en los ochenta lo que conocemos como Parque Científico Tecnológico al ver hoy que aquellos praos de Cabueñes se han convertido en un polo de empresas avanzadas, generador de riqueza, exportador de ideas y servicios, donde se concentra una buena parte del talento de la región. Aquellas personas que, por suerte para todos, visionaron lo que treinta años después se ha convertido en el pulmón del conocimiento empresarial y de la innovación en un momento económico y social complicadísimo por las duras reconversiones de los sectores tradicionales, cuando nadie daba un duro por nuestro futuro industrial. Pues bien, el Parque Científico, la Milla por extensión, tiene que ser motivo de orgullo para todos los gijoneses. Yo diría que, pasado el tiempo, empieza a formar parte de esas enseñas de la ciudad que nos distingue, de todo aquello de lo que podemos presumir, como el puerto o la playa. Representa la imagen del Gijón moderno, el resucitar de un municipio peleón en busca de su transformación. La Milla del Conocimiento, el Parque y todo lo bueno que le rodea, va camino de convertirse en la ‘Millona’, como lo es El Molinón o la Escalerona.
La Asociación de Antiguos Alumnos del Instituto Jovellanos decidió esta semana concederle el premio Campanile por su contribución al progreso de la ciudad. La entrega de esta distinción es un buen momento para expresar el reconocimiento colectivo a lo que ha sido, sin ánimo de exagerar, la mejor labor que se ha hecho en esta villa en respuesta a la reconversión permanente. Un proyecto de factura exclusivamente municipal que fue asumido como suyo de verdad por el Ayuntamiento, independientemente del color y de la ideología gobernante. No en vano no hubo en este país iniciativa de estas características que fuera emprendida en solitario por una administración local de la misma manera que lo hizo el consistorio gijonés. Esa ha sido una de las claves del éxito. Otra, sin ninguna duda, la interrelación con el campus, la gran factoría de profesionales de la ingeniería y de la innovación.
El resultado de todo ello, desde que el Parque se pusiera en marcha hace ahora dieciséis años, es la realidad que hoy conocemos: 137 empresas instaladas, más de 4.000 empleos, 1.600 millones de euros al año en facturación, una aportación al PIB regional del 7%, el 25% de la inversión en I+D de Asturias y el 22% de las exportaciones. Un polo prestigiado por las firmas que alberga y que da prestigio a quien en él se instala.
Hay muchas cosas pendientes de acometer para favorecer su desarrollo y conseguir que el proyecto de la Milla sea más grande. Menciono solo dos. Blindar su crecimiento consiguiendo más espacio en la zona de la antigua Pecuaria y la finca de La Formigosa, es decir que lo que ya está previsto no se quede en un boceto, y lograr una mayor transferencia de tecnología, o sea que el trabajo de los equipos de investigación que se asientan en este enclave llegue al mercado. Dos retos para una buena causa.

Sobre el autor

Periodista del diario EL COMERCIO desde 1990. Fui redactor de Economía, jefe de área de Actualidad, subdirector y jefe de Información durante doce años y desde febrero de 2016, director adjunto del periódico.


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