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Ángel M. González

Viento de Nordeste

La transición sanitaria

Los sanitarios afrontan la desescalada social y económica con un doble riesgo. El primero, el de la deficiencia y escasez de las medidas de protección. En los últimos días todavía hemos visto cómo profesionales de centros de salud y hospitales compran sus mascarillas o pantallas para reforzar los equipos anticontagio ante la inoperancia de la administración en el suministro de material necesario y eficaz para garantizar la seguridad de quienes nos atienden. Y dentro de esas medidas también se incluyen la realización de test a todo el personal, que está siendo por goteo, sin una programación precisa y clara que permita un seguimiento de su estado en el tiempo. No hace falta recordar que los sanitarios, a los que los ciudadanos rinden un merecidísimo tributo todos los días desde sus ventanas, es el colectivo más golpeado por la pandemia después de nuestros mayores: más de 41.000 infectados y cerca de cuarenta muertos. No basta, por lo tanto, con que los políticos dediquen el inicio de sus comparecencias a agradecer la heroica labor que desempeñan en la lucha contra el coronavirus. En sus manos están también que lo sigan haciendo pertrechados en las mejores condiciones.
El segundo peligro lo viene apuntando el propio consejero de Salud desde que se ha empezado a diseñar el proceso de desconfinamiento. En Asturias estamos expuestos a un alto riesgo. La región es una de las comunidades que cumple todos los indicadores para acometer el proceso de desescalada en las fechas previstas para cada una de las fases por el nivel de transmisión que ha tenido el virus. Pero precisamente el hecho de que estemos mejor que en otras zonas porque la expansión ha sido más baja nos obliga a estar más vigilantes. No hay una proporción de población suficientemente inmunizada y estamos más facilmente expuestos a que se produzca un rebrote con la relajación del encierro.
Para mantener la alerta, el Servicio de Salud del Principado elabora un plan para abordar la transición sanitaria. En el borrador del documento incluye una cita de Albert Camus: “La peste tiene alguna acción benéfica, que abre los ojos, que hace pensar”. La reflexión coincide con la idea de que las crisis son una fuente de oportunidades. En el caso de la sanidad el periodo que se abre con la desescalada puede convertirse en un ensayo para la transformación del sistema que hemos conocido hasta ahora.
La transición tiene como reto ir recuperando poco a poco la actividad ordinaria a la vez que continúa el combate contra la pandemia, reduciendo al mínimo la exposición al virus y el trance de saturación de la red. Para esa difícil meta tendrá un gran protagonismo la atención primaria. De la misma manera que Asturias contuvo la presión sobre los hospitales con un buen funcionamiento de los centros de salud, esta primera línea asistencial vuelve a ser clave para aminorar la propagación. Al mismo tiempo, las medidas previstas en el plan de transición, como la combinación de la asistencia presencial y telemática en los ambulatorios, son una extraordinaria prueba para encaminar la sanidad asturiana hacia un modelo más ágil, eficiente, desburocratizado y menos tensionado que el que hemos padecido en los últimos años, siempre y cuando sea pactado con los profesionales. Un modelo, además, donde se ponga mayor acento en la medicina preventiva a nivel individual y comunitaria como garantía de una mejor salud pública. El valor de la anticipación y la capacidad de prevención son grandes lecciones de la pandemia.
Ahora bien, cuando las autoridades hablan de la entrada en una ‘nueva normalidad’ deberían tener en cuenta que en materia sanitaria la normalidad existente hasta hace apenas dos meses estaba llena de goteras. Listas de espera indomables, falta alarmante de profesionales, salarios en Asturias inferiores a los de la mayor parte de las comunidades autónomas… Lo deseable, por lo tanto, es que en esa nueva era sanitaria se lograran corregir también estas carencias. Qué mejor reconocimiento para los que han estado en la trinchera que se les pagara la carrera profesional adeudada o les computen las guardias en las cotizaciones para el momento de la retirada, por ejemplo.

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Sobre el autor

Periodista del diario EL COMERCIO desde 1990. Fui redactor de Economía, jefe de área de Actualidad, subdirector y jefe de Información durante doce años y desde febrero de 2016, director adjunto del periódico.


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