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Ángel M. González

Viento de Nordeste

El récord de los presupuestos

Año tras año, cada vez que se presenta un borrador de presupuestos, sus autores tildan las cuantías de históricas en cuanto que el número resultante de la suma se eleva sobre el anterior. Salvo en situaciones de prórroga como la vivida en el presente ejercicio, aquella cualidad no solo es lógica, sino totalmente exigible por parte de los administrados, pues, de lo contrario, de no existir tal récord, tal vez debería de calificarse de involución. Ahora bien, la valoración sobre la bondad o no de la marca conseguida depende de cómo se obtenga la superación del listón. No es lo mismo que se logre el hito en los ingresos por un incremento de la carga fiscal sobre el contribuyente a que se alcance por una actividad económica boyante. Y tampoco que el gasto aumente hasta cifras nunca vistas mientras se sacrifica la inversión. El gobierno local PSOE-IU presentó su avance presupuestario para 2022 recurriendo al mismo calificativo de siempre, con un añadido menos matemático y más desiderativo, que es el ansia de pasar de la resistencia a la recuperación. Desde luego, el esbozo del equipo mandatario para arrancar la negociación de las cuentas persigue claramente aquel objetivo bajo una interpretación: entender la recuperación como la salida del estado catatónico provocado por la pandemia para retomar lo que con anterioridad a la covid se estaba haciendo y aquello que no se pudo hacer durante la catarsis. El boceto responde a ello, pero la mejora que se plantea solo se percibe por una vía, la del capítulo del gasto.
La propuesta refleja un aumento en las cuentas de catorce millones de euros sobre el presupuesto de 2020, el último aprobado en el Ayuntamiento antes de que tuviera lugar la convulsión sanitaria.
Esta alza, cifrado en un 6%, más que la inflación, se produce por la notable aportación que se espera de la Administración central a los municipios y de una subida relevante en la recaudación por la reactivación edificatoria en la ciudad gracias al nuevo plan urbanístico.
El incremento de ingresos, sin embargo, queda devorado por la previsión de gastos, doce millones más que la de hace apenas dos años, que cualquiera podría decir que es una barbaridad. Ahí se incluyen los costes de mantenimiento, de personal, los financieros y el gasto social, al que se destina uno de cada tres euros de las arcas municipales. Que haya mayor gasto social no debería ser objeto de crítica si el dinero se emplea bien. Más aún cuando la pobreza y la desigualdad crece a pasos agigantados por los efectos de la devastadora pandemia y los que se derivarán de la crisis energética, que amenaza con ser descomunal. A este respecto, cabe esperar una reforma de la cobertura municipal para adaptarse a ese nuevo escenario, visto el estrepitoso fracaso del sistema de bonos inventado por el Ayuntamiento.
En lo que flojean sobremanera las cuentas es en la inversión. Incluyen la misma cifra que hace dos años para atender los mismos compromisos, actuaciones en marcha y proyectos. Nada nuevo en los escasos veintidós millones, a excepción de una pequeña partida para encargar un estudio sobre la cubierta de la plaza de El Bibio con el fin de que el coso se pueda rentabilizar todo el año, una vez liquidada la fiesta de los toros, que era lo que dejaba más dinero. Sin inversión no hay crecimiento y sin crecimiento cada vez será más difícil generar recursos para mantener los servicios públicos, el bienestar y la calidad de vida en Gijón. Los prebostes municipales confían en elevar la cuantía hasta duplicarla con los planes presentados a los fondos de la UE, aunque el dinero al que se aspira no vaya en el presupuesto. Efectivamente, los proyectos europeos y la financiación que pueden recibir son complementarios y contribuirán al necesario dinamismo, pero aún están muy inmaduros. Sería una sorpresa su ejecución en lo que resta de mandato. Como también se puede dar por descartadas las reformas de la fachada marítima desde la punta Lequerica hasta Poniente y del paseo del Muro, para las que no existen partidas específicas. Sobre el Muro, después del ridículo hecho por la comisión que iba a determinar su remodelación, solo cabe esperar que el Ayuntamiento presente, de una vez, una propuesta seria, que responda a las inquietudes tantas veces explicitadas, para que la ciudadanía pueda valorarlo y hasta aplaudirlo si es el caso.

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Sobre el autor

Periodista del diario EL COMERCIO desde 1990. Fui redactor de Economía, jefe de área de Actualidad, subdirector y jefe de Información durante doce años y desde febrero de 2016, director adjunto del periódico.


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