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Ángel M. González

Viento de Nordeste

La Atocha gijonesa

Gracias a la chequera europea se acometerá una transformación en el transporte público de viajeros en el área central de la región que ya tenía que haberse realizado hace años. La ‘Estrategia de Movilidad Sostenible del Principado de Asturias’, que es como se denomina el programa presentado esta semana por el Gobierno asturiano y el Ayuntamiento, tiene como misión impulsar el uso del autobús en todas sus modalidades frente al coche privado con la mejora de las condiciones de circulación, la implantación de itinerarios y la construcción de unas infraestructuras que cuando miramos a nuestro alrededor no son ningún invento nuevo. Los intercambiadores que propone la Consejería del ramo llevan funcionando décadas en algunas ciudades del tamaño de Gijón, Oviedo o Avilés, sin reñirse por cierto con las estaciones centrales. Hay experiencias en ese sentido por doquier en otras localidades europeas y mucho más cerca. En la presentación, por ejemplo, se citó Vitoria como referencia. Pues bien, la nueva terminal lleva operativa siete años.
Lo extraño es que fuéramos incapaces hasta ahora de poner sobre la mesa un plan integral para potenciar el bus, mientras estábamos entretenidos con la crisis de las cercanías ferroviarias. Hay quien piensa que el plan única y exclusivamente va en beneficio de una empresa privada. Errónea interpretación, ya que hay que recordar que se trata en definitiva de un servicio público, estratégicamente necesario y vertebrador, que cuanto más competitivo sea mayor ganancia ofrecerá a la sociedad en general. Si nos viene dinero por la billetera comunitaria para hacer lo que teníamos que haber hecho hace años, aprovéchese la oportunidad y realicémoslo rápido. Como el tren todavía va a tardar, tengamos por lo menos un autobús mejor.
Las actuaciones en Gijón se resumen en cuatro: la implantación de carriles bus para favorecer la entrada y salida de la ciudad de los autocares, la instalación de un aparcamiento disuasorio al final de la avenida de la Portugal, el emplazamiento de un intercambiador en El Humedal-Plaza Europa y el diseño de un nuevo itinerario para los ‘alsas’ hasta Cabueñes. Los carriles bus, piénsese también para los taxistas, son indiscutiblemente una pieza esencial para reducir el tiempo de viaje. Lo ideal es que se extendieran al menos entre las cuatro ciudades más pobladas de Asturias, pero no parece que el plan sea tan ambicioso. En el caso del casco urbano resulta inexplicable que en estos tres años de mandato se hayan pintarrajeado las principales arterias con carriles bici sin apenas ciclistas y no se haya limitado vía alguna para el autobús. Supongo que el plan de movilidad que está a punto de ver la luz lo tenga en cuenta.
En la expulsión del coche del centro de la ciudad sigue el Ayuntamiento levantando la casa por el tejado. La supresión permanente de estacionamientos es otra buena prueba de ello. Se eliminan constantemente sin apenas alternativas. Los aparcamientos disuasorios programados en distintos puntos del sur tendrían que estar en funcionamiento antes de continuar avanzando en el acoso al vehículo privado. El de la avenida Portugal, en altura como el que se decía para el antiguo solar de Peritos o en la trasera del Palacio de Deportes, creo que va a disuadir poco si al final se convierte en lugar para vecinos, usuarios de la futura estación, de la jefatura de la Policía Local que se está construyendo y de los actuales juzgados. De todas fomas, estos aparcamientos serían más eficaces si, además de gratuitos, ofrecen lanzaderas que acerquen a la gente hasta el centro.
El intercambiador que se proyecta supondrá una transformación radical de la imagen actual del corazón urbano entre Puerta la Villa, Plaza Europa, el paseo de la Infancia y El Humedal. La actuación que promueve el Principado tiene una trascendencia urbanística relevante, por lo que no se debe hablar solo de funcionalidad sino también de estética para evitar impactos no deseados. La confluencia con la estación del metrotrén de plaza de Europa convierte ese espacio en el nudo central de la multimodalidad, la Atocha gijonesa, pese a que hasta allí no llegue el AVE. La intermodal de Moreda, con los largos recorridos, sería Chamartín. Ambas son compatibles e irrenunciables.
El nuevo itinerario urbano que se prevé para el bus es el mismo que ofrecerá el metrotrén, ordenando los trayectos actuales con mayores frecuencias. La competencia entre las distintas modalidades del transporte público es buena si está bien regulada. El viajero siempre saldrá beneficiado. En la mejora de la oferta, Emtusa también tiene un papel clave para que la nueva movilidad que se pretende sea un éxito. El rediseño de las líneas debe estar basado en tejer una buena red para que ningún barrio ni parroquia rural se quede descolgada de la revolución en marcha. En esto no puede haber diferencias.

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Sobre el autor

Periodista del diario EL COMERCIO desde 1990. Fui redactor de Economía, jefe de área de Actualidad, subdirector y jefe de Información durante doce años y desde febrero de 2016, director adjunto del periódico.


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