Mercedes Fernández pide que el presidente comparezca en la Cámara todas las semanas. La portavoz del PP considera que la situación en Asturias es suficientemente delicada como para demandar del jefe del Gobierno que explique en el Parlamento las políticas que lleva a cabo y exponga su parecer sobre las cuestiones más candentes de la actualidad.
Este tipo de peticiones son propias del inicio de legislatura, cuando el Gobierno y los grupos de oposición discuten sobre el método de trabajo en las instituciones. ¿Debe someterse el presidente a un debate semanal? No hay una regla preestablecida que indique cómo se ha de actuar. En cada comunidad autónoma se organiza de una manera distinta la relación entre el Ejecutivo y los grupos de la oposición. De todos modos, me parece que un criterio orientador podría venir del Congreso de los Diputados, donde el presidente del Gobierno responde todas las semanas a las preguntas de la oposición. Si se toma como modelo de relación la pauta que siguen el poder ejecutivo y el legislativo a escala nacional, descubriremos que las instituciones asturianas tienen que cambiar otras muchas cosas. Una tarea debe consistir en revisar el calendario de la Junta General del Principado, dando contenido parlamentario real a los meses de julio y septiembre. Hace unas semanas, un destacado diputado me dijo que aspiraba este año a tener vacaciones durante los meses de julio y agosto. ¿Cuántos trabajadores descansan íntegros los dos meses centrales del verano? En el mes de septiembre se reanuda oficialmente el curso político, pero en nuestra región, tras cumplir con los actos institucionales del Día de Asturias, prosiguen las vacaciones. Cuando el debate sobre el estado de la región se traslada al mes de octubre, la Cámara no produce noticias en septiembre. Con 100.000 parados no se puede mantener esta dinámica de trabajo.
Hace unos días asistimos a la sesión de investidura de Javier Fernández y volvimos a comprobar cómo en la votación más importante del mandato está prohibido el voto negativo. Los diputados sólo podían votar a favor o abstenerse. Un disparate mayúsculo que resulta injustificable y menoscaba la libertad de actuación de los diputados. Creo que el presidente y los consejeros deben someterse a los debates que pide la oposición, pero el Parlamento necesita más cambios.