Su Majestad el Rey ha sido claro en su mensaje a los periodistas americanos y europeos participantes en la 64ª Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa que se celebra en Madrid. El Monarca ha pedido a los profesionales de los medios que ejerzan su tarea desde “la veracidad y la imparcialidad”. Algo a priori inherente a la práctica de esta labor social, y que lamentablemente parece necesario recordar en los tiempos que corren.
Teniendo en cuenta las últimas coberturas mediáticas sobre la Casa Real, más centradas en cirugías y faranduleo que en actualidad política, no es de extrañar este llamamiento de Don Juan Carlos. Ciertos ‘pseudoreportajes’, ‘noticias’ y ‘comentarios’ que nos bombardean a diario desde los medios empiezan ya a ser cansinos, repetitivos e incluso impertinentes.
La Casa Real Española podría optar por cerrar filas en torno a su intimidad, como hacen tantas otras Casas Reales europeas, donde el control informativo es mucho mayor. Sin embargo, y para evitar comentarios ácidos sobre sus declaraciones, el Rey ha resaltado una vez más la libertad de expresión como un derecho fundamental de la persona, así como uno de los grandes logros de las sociedades democráticas. Una defensa a ultranza de un derecho por el que Él mismo luchó, y gracias al cual los españoles hoy vivimos en un país democrático y lleno de libertades. Lo malo es cuando esa libertad se transforma en libertinaje, y se rompe la barrera de lo noticioso para entrar en el morbo y la pura especulación.
En palabras del propio Don Juan Carlos, la libertad de prensa es un “pilar imprescindible de la sociedad abierta y columna vertebral de nuestras sociedades constitucionales”. Ahora sólo falta que nosotros, los periodistas, sepamos hacer uso – que no abuso- de ella. Nuestra sociedad se lo merece.