Quienes creían que los debates podían favorecer al candidato demócrata a la Presidencia de Estados Unidos Barack Obama estaban en lo cierto. Los sondeos publicados después del segundo encuentro televisivo de los aspirantes al Despacho Oval no dejan lugar para la duda. La ventaja del Senador por Illinois es ya de 10 puntos porcentuales en las encuestas de intención de voto. Y sólo quedan tres semanas para que los estadounidenses acudan a las urnas.
Los datos, recogidos por el afamado diario Washington Post y la cadena televisiva ABC después del segundo debate presidencial, otorgan a Obama una ventaja del 53 por ciento de los votos frente al 43 por ciento que recibiría el republicano John McCain. Otras encuestas realizadas tras el cara a cara reflejan dicha ventaja, pero ésta oscila entre los 6 y los 10 puntos. Datos no definitivos, pues todo puede ocurrir en una campaña estadounidense, pero que sin duda reflejan la propensión alcista del de Honolulu frente a su rival.
El problema es que McCain, que ya salió tocado del primer debate, no ha sabido invertir la tendencia en que ha entrado Obama. Se ha dedicado a llevar una campaña centrada en descalificaciones que no han hecho mella en el demócrata. Además, estos insultos han sido respondidos por sus rivales recordando viejos escándalos del veterano de guerra. Vamos, que de un tiempo a esta parte no le ha salido nada bien. Y, para colmo de males, ha tenido que dejar de anunciarse en algunos estados por falta de dinero en su campaña. Algo que a Obama todavía le sobra.
El tercer debate puede ser el de la sorpresa republicana o el del golpe de gracia demócrata. Si McCain aparece con nuevas propuestas o con algún dato sorprendente sobre su rival, aún puede dar la vuelta a la tortilla. Si no, Obama seguirá con la sartén por el mango. La cena está –casi- servida.