Tiene un porcentaje de desempleo mayor que la media nacional de Estados Unidos. Y actualmente concentra la segunda tasa más elevada de impagos y embargos hipotecarios de todo el país. Sin embargo, Florida también posee algo que la hace especialmente importante en unas elecciones presidenciales: nada menos que 27 votos electorales. Votos con los que podrá contar el candidato que reciba más apoyos en las urnas de ese estado el próximo 4 de noviembre. Es, por ello, un estado clave para el resultado final de los comicios.
Los últimos sondeos contemplan un empate técnico en el denominado “estado del sol”. Similar a lo que ocurría hace cuatro años, cuando Bush venció a John Kerry por poco más de 4 puntos. Más llamativo fue lo acaecido en el año 2000, cuando hubo que hacer varios recuentos y trasladar las papeletas en furgones de seguridad para finalmente dar por ganador al republicano, que en aquel entonces se medía en la carrera presidencial al demócrata Al Gore.
Se trata de un estado tradicionalmente reñido, pero que en las últimas ocasiones ha apostado –con poca diferencia- por un presidente republicano. Los candidatos saben de su importancia, y prueba de ello es que Obama concluyó su ya famoso publirreportaje con una alocución en directo desde dicho estado. Al mismo tiempo, Sarah Palin llevaba a cabo otro mitin electoral a pocos kilómetros de allí. Ambos bandos saben que ganar Florida es un paso de gigante para vencer en las elecciones. De hecho, en los dos últimos comicios, fue la llave que abrió la Casa Blanca.
En los últimos años, los republicanos contaban con una ligera ventaja en esta región: el voto cubanoamericano, extremadamente importante en el recuento final. Sin embargo, hoy la realidad puede ser distinta. Muchos de esos votantes se encuentran en una difícil situación económica, y achacan la responsabilidad de la actual crisis al gobierno en el poder. Qué pasará el martes es, posiblemente, la mayor incógnita de toda la campaña. Lo que está claro es que los floridanos pueden ser los encargados de decidir quién será el próximo presidente de Estados Unidos. Otra vez.