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Adrián Ausín

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'Pretty Woman' versus 'Jeremías Johnson'

¿Qué tendrá ‘Pretty Woman’ que vuelve locas a las mujeres? ¿Será quizá la escenificación del sueño de toda mujer de pillar a un tío guapo, millonario y romántico? Quizá sí. Esta película que una mujer es capaz de ver por décima vez sin resistir la tentación de derramar una lagrimuca cuando Richard Gere sube por las escaleras de incendios con el ramo de flores en busca de Julia Roberts, causa sin embargo una meridiana indiferencia en los paisanos. A lo sumo, podemos verla entretenida, pero con un tufillo continuo de horterada yanqui, de cuento de hadas adulterado y de unos violines de fondo prestos a tocar. De forma adicional, los actores no atrapan al machoman. Según visión personal, ella es un largo alambre con pelos de lloca y él no representa ninguna de las esencias del homo sapiens, con esa cara de bálano andante y esas poses de salvavidas continuo. Y si no ‘sintonizas’ con los protagonistas la cosa va mal. Ahora nos vamos al otro lado de la barrera: ¿Qué tendrá ‘Las aventuras de Jeremías Johnson’ que encadila a los hombrones? ¿Será la escenificación del sueño evasivo de todo macho que se precie de huir a la naturaleza y sobrevivir en sus garras? ¿Será el culmen de ese romper con todo y echarse al monte? Si a estos ingredientes le sumamos a Robert Redford de protagonista rodeado de las montañas de Utah y de unos indios Crow malos malísimos, la satisfacción del machoman se cierra formando un círculo perfecto.

Ayer, mientras llovían perros y gatos, como dicen los sajones, ponían en televisión, a la misma hora, ‘Pretty Woman’ (1990) y ‘Las aventuras de Jeremías Johnson’ (1972). Ni que decir tiene que el machoman que les habla cedió el paso a la muyer y sintonizó el pastelón. Ahora bien, cuando llegaban los largos descansos publicitarios, ponía unas maravillosas escenas de ‘Jeremías Johnson’ que dejaban en evidencia el abismo que separaba a ambas películas y animaban a la esposa a decir: Venga anda, déjala. Pero volvíamos a Gere y a Roberts. Y a esas infumables escenas que son el sueño dorado de toda mujer. Un buen amigo de mi big broder dice: ‘Estas tontas, toda la vida soñando con un príncipe azul y luego resulta que éramos nosotros’. Esta antológica reflexión, digna de enmarcar, debe ser en lo que piensan les muyeres cuando están viendo ‘Pretty Woman’ y miran de soslayo al paisa que tienen espatarrao al lado con pantalón corto y barba de dos días. Tantos sueños de juventud para ‘esto’… (La escenificación es irónica, pues creo que hay honrosas excepciones entre las que tengo el gusto de incluirme a mí mismo). De ahí que la esposa acabara por decirme que prefería ver ‘Pretty Woman’ sola, pues si estaba yo al lado se la chafaba con mis muecas de escepticismo ante las cursilerías de la pantalla. ¿Será que no se podía concentrar en el príncipe azul con este menda tumbado al lado? Ummm. En cambio, a los homínidos machos no nos impide la concentración tener a la esposa al lado mientras nos recreamos en ‘Jeremías Johnson’. No hay contradicción mayor que estar en el sofá de tu casa mientras la acción transcurre por las montañas de Utah, donde por cierto parece ser que tiene su rancho Robert Redford en la vida real. Ironizas con la esposa sobre el papel de la mujer en ‘Jeremías’. Apenas sale diez minutos una india que no abre el pico y se pasa el día cocinando, cazando y teniendo la cabaña en perfecto estado de revista. Idílicos momentos de la película que se cargan los Crow para devolver a Robert Redford a la realidad más cruda, incluso en plena montaña. Cuando al final de la película se encuentre con aquel otro hombre solitario se producirá uno de los diálogos más reconfortantes de la historia del cine. Aunque para las mujeres ese se produzca en la escalera de incendios de la casa de Julia Roberts. Qué le vamos a hacer. Somos diferentes. Y en esa diferencia quizá radique la mayor diversión de la raza humana.

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Gijón y otras hierbas

Sobre el autor

Adrián Ausín (Gijón, 1967) es periodista. Trabaja en el diario EL COMERCIO desde 1995. Antes, se inició en la profesión en Bilbao, Sevilla y Granada. En 2019 escribió para el Ateneo Jovellanos el catálogo 'Gijón Escultural'. Luego publicó la novela por entregas 'Cilurnigutatis Boulevard' en Amazon (2021). De la comedia pasó a la tragedia, sin anestesia, en la distopía 'El buen salvaje' (2022), donde denuncia los peligros para el hombre del abuso de las nuevas tecnologías. 'García' (2023) se pasa al costumbrismo con todos los ingredientes de la novela clásica, ambientada en el Gijón de 1979.


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